Si la sospecha de un cambio de ubicación habitual de residencia
mi persona os pasado por la cabeza, habéis acertado. No, no hay premio. Soy soso para eso.
Me traslado a vivir Madrid, dejo Parets, dejo Barcelona.
Escribir esto último duele. Lo hago con pesar y añoranza anticipada. Es casi
toda una vida aquí y uno es animal de costumbres. Abandono lugares y gente que
estimo. Otras prioridades se imponen. Hace tiempo que la sensación de vértigo
ante lo que se avecina me acompaña. Espero salir airoso.
Dos o tres semana tardaré hacerlo definitivo. Ya tengo piso
alquilado allí, al sur de Madrid. Lo que mi economía y escaso tiempo me ha
permitido elegir. La aventura de cómo encontré el piso espero poder contarla
por aquí. Ahora, mi tiempo es escaso y está dedicado a planificar el traslado e
ir clasificando y guardando trastos.
No conozco a nadie en Madrid, a excepción de algunos
compañeros de trabajo. Ah, no lo he mencionado, no cambio de empresa, sólo de
oficina, lo cual me da un gran punto de estabilidad en esté maremoto de cambios
y novedades. Será un nuevo comienzo, una nueva vida, o puede que simplemente la
misma vida en diferente escenario. El tiempo dirá.
Tengo una chispa de ilusión por el encuentro con lo
desconocido, para mi Madrid es tierra extraña y misteriosa, y arrastro una
enorme melancolía por todo cuanto quedará lejos en la distancia y en el tiempo.
No dicho el motivo, dejémoslo en "temas familiares", así, sin más
detalles. En todo caso, es por algo que para mí es lo suficientemente
importante.
Creo que sólo resta la pregunta de ¿por cuánto tiempo? Pues
como suelen decir en las canciones inglesas "forever" , es decir, para siempre hasta que otros planes lo varíen.
Ná más, ná menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario