lunes, agosto 17, 2009

Abierto por vacaciones



Me voy.

Sí, en breve me retiro durante unos muchos días de mi residencia habitual a otros lugares bastante distantes, pero sin salir de la península. El plan es conocer más las zonas donde voy, descansar y compartir tiempo con amigos y familia. Troncar la rutina habitual por algo diferente, de índole tranquila, y previsiblemente mucho más agradable.

Realmente, no se va a notar mucho que esté o no por aquí. Dado lo “abandonaito” que tengo el blog, creo que podría irme sin piar y nadie se daría cuenta. Más bien, seguramente será al contrario. Llevaré conmigo portátil y espero poder tener tiempo para convertir en texto varias historias que me rondan por la cabeza desde hace muchos meses, y por supuesto, publicar alguna de ellas.

Me conectaré con regularidad e intentaré seguir los blogs los que acostumbro a visitar y responder comentarios si los hubiese.

La inminencia del viaje me hace pensar en otros de la niñez. Cada año con mis padres y hermana bajábamos de Cataluña a Extremadura y volvíamos. Eran otros tiempos. Pocas eran las carreteras que tenían mediana, a penas había túneles que salvasen los puertos de montaña y los coches estaban más cerca de los troncomoviles de los Picapiedra que de los que ahora circulan.

Hablando el otro día con una amiga, que ahora está veraneando en Marbella. Por cierto, que dada tal circunstancia tendrán que cambiar el nombre a la ciudad por Marpreciosa, Marjocosa o Maralegria, temporalmente :-) . Pues me comentaba ella que tenía intención visitar Granada. Ello me trajo los recuerdos de aquellos viajes. De la radio que siempre se mal oía, de las cintas de casete y de dos canciones que a pesar del tiempo rondaban en mi mente, favorecidas por la gran cantidad de veces que llegue a escucharlas en aquellos desplazamientos y porque al niño de entonces le gustaban mucho, gusto que ha perdurado hasta hoy. Las dos eran del mismo grupo, “Los puntos”, y ambas hablaban de Granada, eran exóticas a la vez que tristes.

Indagando por internet las conseguí localizar y volver a escuchar después de tanto tiempo. Ahora mismo, al preparar esta entrada estoy escuchando una de ellas y tengo una sensación extraña. Me emociona, siento como un leve escalofrió en el cuerpo y unos intentos de lagrimones se asoman a mis ojos con la atrevida decisión de practicar el descenso por mejilla seguido de la caída libre. No es que me ponga triste, es sí como otra época que cayese encima de golpe. No lo puedo explicar, ni lo puedo evitar. Y mira que las canciones suenan a viejo, tirando un poquito a rancio, pero me encantan.

Os las pongo a continuación, a ver que os parecen.

Llorando por Granada


Tierra Cristiana


Aquellos viajes, que estuvimos repitiendo durante tantos años, solían ser de noche para evitar el tráfico. Con el tiempo y la mejora de las carreteras pasaron de 14 a 10 horas. Mi padre era el que siempre conducía. Mi madre, mi hermana y yo intentábamos no dormirnos para entretenerlo y darle compañía. Era un viaje realmente duro, tanto paro él que llevaba coche, como para nosotros que inevitablemente acabábamos superados por el aburrimiento y el cansancio. Al final no sabíamos en qué posición ponernos en el asiento.

Eso sí, cuando presentíamos que el destino estaba cercano nos invadía una gran alegría y deseábamos que el coche volase para llegar antes a la ansiada meta, quizás más por poner pies en tierra que por lugar en sí.

Siempre que pienso en esos viajes me domina una sensación de respeto. Eran una cosa muy seria, por su dureza y porque la carretera siempre es peligrosa. La compañía de la noche, le daban más sensación de severidad. Fue ellos donde tuve las primeras percepciones de la muerte.

En una ida, cerca de Guadalajara, había tras una curva un montón de hierros retorcidos, era lo que restaba de lo que antes fuera un coche, la policía ya había llegado y los ocupantes de aquel vehículo seguramente no sobrevivieron al accidente. Ves eso y te sobrecoge, te inunda el silencio y te aísla durante unos instantes del mundo, como si parte de la muerte se nos contagiase durante unos segundos.

En otra ocasión, recorriendo los Monegros, quiso el faro que alumbraba la carretera en ese momento, mientras trazábamos una curva, apagarse para gran susto de mi madre. Iba yo adormilado y su grito me despertó. Por suerte, mi padre pudo decelerar el coche siguiendo la carretera con más intuición que vista. Volvía a ser de noche. Tras reponer el faro, el viaje continuo, pero el susto fue un quinto viajero en los años posteriores.

Ahora los años han pasado. Mis padres se han jubilado y sólo usan el tren para realizar ese mismo trayecto. Destino y origen se han cambiado, ellos y mi hermana viven donde tanto tiempo íbamos a veranear. Y soy yo quien recorre la distancia en propio mi coche cuando voy a pasar unos días con ellos. La radio, sigue oyéndose mal en ocasiones aunque poco tenga que ver con las de entonces, y los CD de MP3, que han sustituido a las antiguas cintas magnéticas, son mis únicos compañeros. Pero ahora las carreteras son mucho mejores e intento hacer la mayor parte del viaje siempre de día.

Bueno, como habréis intuido, uno de mis destinos será Extremadura, pero antes estaré unos días por Algeciras con unos amigos de allí. Tengo ganas de darle al contacto, meter primera y ponerme en carretera.

Os sigo desde la distancia. Tengáis vacaciones o no, pasadlo bien, que es lo que realmente importa.



===================



Hello people.

Hi girls!!!

I am in vacation time. Yes. I go far away of here.

Hey, babe, perhaps you are a lucky woman and you can meet me.

You must to know that I love you… and I want tell you with a song. A song that I listened long time ago when I was a child in car travels.



This song is only for you (for each one of you).

Wet kisses.


lunes, agosto 10, 2009

Show must... be told



Con cierto retardo provocado por, mis últimamente fieles compañeras, la falta de tiempo y la pereza, os voy a contar el “¿cómo fue?” de la obra de teatro “Los figurantes/ Els figurants”, con la cual os he ido dando la latas en varias entradas de este blog.

Vamos allá.

Una semana antes, se hacía presente ese hormigueo que delataba que la fecha estaba próxima, y si bien no fruto aun de los nervios, si de la expectación.

Quedaban por montar todavía algunas piezas del escenario y, sobre todo, texto por memorizar correctamente.

El guión me estuvo acompañando a todas partes durante esos días. Momento del que disponía, momento en el que repasaba.

El lunes debíamos obrar el milagro de convertir una carretilla de paquetería y unos cartones en una lustrosa mini-góndola. Entre nervios, inventos e improvisaciones a lo McGiver fue posible. Quedó una mini-góndola muy mona, aunque un poco más grande de lo esperado y adecuado. La de “por culo”, perdón por la expresión tan realista, que nos daría la dichosa gondolita para manipularla y hacerla entrar por las puertas. Eso sí, mona era que te cagas. Nada, que estoy con la vena escatológica hoy.

El jueves, para darle emoción, mientras caminaba por la calle re-estudiando el guión, quiso mi tobillo tener un papel estelar sufriendo una torcedura. Por suerte, leve, en principio. Dado que mi personaje era algo dinámico y le tocaba dar algún que otro brinco, era una complicación añadida. Un hándicap de mierda…, Joer, como estoy.

Viernes, último día de taller de teatro. Preparación del escenario, postreros retoques a los elementos del decorado y la góndola, y ensayos… ligeramente desalentadores. Había tensión y la concentración jugaba al escondite con nosotros. Mi tobillo se entretenía dando incomodas punzaditas de vez en cuando. ¡Qué tocahuevos el jodio! Ays, que no lo puedo evitar.

Sábado, 20. Sabado, 20. Sabado, 20 de Junio de 2009. Gran día. Estreno singular de la obra y colosal final de temporada. Todo, todo, en menos de cinco horas.

Yo como mañana tras levantarme me lavo la cara, en ese estricto orden. Me miro en el espejo y … ¡coño! Un mosquito decidió tunearme un ojo durante la noche. Una hinchazón en el parpado inferior izquierdo se muestra más exhibicionista que Ana Obregón posando biquini. Mi aspecto asemejaba al de un boxeador nada habilidoso. La madre que pario al maldito mosquito cojonero, así reventase dejando en el aire una lluvia carmesí.

Ya en el teatro, a las 10:00 de la mañanita. Hacemos el ensayo genera y repasamos algunas partes de la obra, en concreto, las más complicadas: zarzuela, acción contemporánea, diálogos cruzados,… No sale mal, pero se nota que los nervios están besando la piel. Se nos ha volado la mañana en nada. Son las 14:00 y hay que comer.

Durante la comida las chicas, en amplia mayoría, se enfrascan en una conversación sobre sexo y artes en él. Aquello parecía un taller de sexualidad oral, hablado quiero decir. Los hombretones decidimos guardar un discreto silencio medio-sonrojados. Total, ¿pa que decir ná?, ¿pa cagarla? :-)

La 16:00 otra vez en el teatro. Se hacen las pruebas de luces y sonido (así, en singular, porque lo único que sonará es “Luisa Fernanda” durante 4 minutos), ya que es la primera vez que contamos con el técnico. Últimos retoques a todo. Nervios, prisas, carreras. Gente repasando los guiones, preparando la ropa, colocando los útiles para que todo esté a punto y en lugar adecuado. Joder, me estoy volviendo a poner nervioso de nuevo con sólo recordarlo.

17:50. Ya se oye a la bestia negra, ya está entrando. Su boca múltiple murmulla. Se aposenta, se pone cómoda. Está ahí. Esperándonos. ¡¡¡El público ya está dentro!!!

Tras el telón y en los pasillos a los camerinos, silenció, emoción contenida y ¡¡¡NERVIOS!!! La espera está a punto de concluir.

Hago inventario personal. Tobillo, mucho mejor, podré saltar con cuidado. El ojo más desinflado, me han dicho mis compañeros que no se nota demasiado. Ufff, menos mal. La ropa para cambiarme en su sitio. Guión a mano. Botella de agua, lista. La peluca, la peluca,… ¿dónde coño está la peluca? Ah, sí, ya sé. Bien, menos mal, encontrada. Ya estoy preparado.
Faltan 5 minutos. Todos a sus puestos.

Alguno de los personajes “nacen” de entre el público. En mi caso, debo estar escondido tras una columna, al lado del escenario, hasta que llegue el momento de mi entrada. Aprovechamos cuando nuestra directora, Anna Ponces, hace la presentación de la obra para entrar en la sala cobijados bajo la ausencia de luz. Todo el público mira al escenario ignorante de nuestra incursión.

Acaba el prólogo de Anna. Yo ya estoy sentadito en mi silla en la fila 0, oculto a la vista de todos, con mi guión y mi agua. Anda, ya llevo varios párrafos sin decir tacos ni vulgaridades. ¡Yupi!

Se abre el telón.

La obra comienza bien, la gente se ríe a menudo. Yo sigo agazapado en mi escondrijo. El guión, lo he desestimado, de hecho me lo sé todo, pero no es lo mismo decirlo en el escenario que en cualquier otro sitio de memoria. El agua, la bebo a pequeños sobros de vez en cuando. Estoy tranquilo. Viendo lo increíblemente fantástico que lo están haciendo mis compañeros. Pero parece que mis piernas tienen vida propia, comienzan a temblar. Maldito subconsciente.

Transcurre la función. Está gustando. No creo que la entiendan, pero parece que gusta. Cierto es que los espectadores son básicamente amigos y familiares, público amigo, pero bueno eso ánima igual y da mucha moral.

Mi momento se acerca. Las piernas han cesado su improvisada danza. Me coloco. Espero la frase que da pie a mi aparición y… ¡ya! Nada importa ahora, no existo, soy un roquero algo macarra.

Continua la obra. Cometemos algún que otro error. Alguna improvisación. Unos despistes. Ostias, que nos hemos saltado dos páginas del texto. Da igual, los espectadores no lo han notado. Seguimos, seguimos.

Se cierra el telón. Aplausos, vítores. El público contento, nosotros felices. Satisfechos, a pesar de todo. Eufóricos. Emocionados. Sudados. Cansados. Una horita más y a por la segunda representación. ¡Ufff! Ahora sé lo que sentía Dinio cuando Marujita Díaz le decía, “venga otro, amor”.

Durante el intermedio hay que retornar las cosas a sus lugares originales. Restaurar el escenario, volver a poner nuestras ropas y útiles a punto.

Hay un momento en la obra en que todos nos desvestimos en parte. Unas compañeras me indican que mientras otros se quedan en calzoncillos, yo conservo los pantalones puestos, y que todos hemos de ir igual. Ays. Menos mal que los llevo unos bóxer limpios y muy cucos. Todo sea por contribuir al arte.

Segunda función. Todos más tranquilitos. La representación sale más fiel al texto, pero va algo lenta, escasilla de ritmo. A mí, personalmente, me gusta más.

Llegamos a la “acción contemporánea”. Toca despojarse de ropa. Los personajes se trasforman. Me quito, la peluca, los zapatos, el cinturón… y ya puestos, pantalones fuera. Hale, a seguir lo que resta en paños menores. Pero, grrr, … me han timado, dos de los chicos conservan los pantalones.

Bueno, al menos tengo el consuelo de que hace mucho, mucho, mucho tiempo fui finalista de un concurso de “mister piernas” en una discoteca cutre… y no llegue a más porque no acudí a la final, que si no, quien sabe. Pero esa es una historia que quizá sea contada en otra ocasión.

Acaba la última representación. También ha gustado.

No hay tiempo para alegrías. Hay que recoger rápido, a las 23:00 cierran el teatro. Corre, corre, corre. Sin darnos cuenta, la intensa jornada teatral y el taller “Fem compañía…” ha llegado a su fin. El próximo año más.


Terminado el relato de esos días desde mi particular óptica. Queda una lista de cosas a comentar.

Gracias a mis compañeros de reparto y a la directora por su acogida y buen rollo en todo momento. Me incorporé tarde, en el tercer trimestre, pero en seguida fui uno más.

Sigo con ellos, felicidades a todos ellos por su labor, su dedicación y lo bien que lo hicieron todos.

Gracias a mis amigos y compañeros de trabajo por asistir a la función. Por suerte, acudieron a la primera, que fue la sesión más casta, y no podrán contar como son realmente mis piernas :-)

Gracias a los que no pudieron venir y me dieron su apoyo, me desearon suerte o “rómpete una pierna” con curiosa precognición.

Me he quedado por contar que tras cada representación salíamos unos instantes a los pasillos y saludábamos a nuestros allegados, que nos soportaron estoicamente durante las 2 horitas que duraba la función.

Fue muy especial para mí conocer visualmente y en persona a gente con la que sólo había tenido contacto a través de este blog y los suyos respectivos. A ellas, a ellas me dirijo de una de una en una.

Luna Azul, fue quien vino desde más lejos, gracias a que sus vacaciones coincidieron en lugar y tiempo con la representación de la obra. Realmente, fue un placer descubrir quien había detrás de tus siempre sensatas letras. Muchísimas gracias por tu presencia y por citar la obra en tu blog "
Miradas de la luna azul".

Lemoinestar, la conocí a través de Luna Azul, vinieron en cuarteto con dos amigas más. Me da vergüenza reconocer que sigo tu blog menos de los que debería, pero no es por falta de ganas sino de tiempo. Gracias por estar asistir. Tu blog “
Díalogos conmigo misma” es una perlita en el Mediterraneo.

Eva, otra grande, persona que desprende buen rollo y alegría por donde se mueve. Gracias, por venir, al final, nos vimos los caretos, y gracias por la promoción que hiciste de la obra con aquella entrada. Tienes el blog “
Cosas que contar”más divertido y desenfadado de cuantos conozco.

Judith y Kassia, a ellas no las vi. Esa noche al llegar a casa encontré un email anunciado que se pasarían por la obra. Aunque leído a destiempo, me hizo una gran ilusión saberlo. Previamente, ya las medio conocía. Gracias por estar allí. Vuestro blog, “
Tears of the Dragon” (o sea, “Las tias del Dragón” :P), da gusto leerlo, escribís como queréis “jodias”, os leo y siento admiración y envida sana.

Por último y para no hacerme pesado en exceso. Quien quiera visualizar la obra tiene la posibilidad de obtenerla de internet. La primera función fue grabada. El resultado lo podéis conseguir
AQUÍ. Los pasos para la descarga son un poco complicados de realizar, pero creo que está bien explicado en esa misma página y siguiéndolos no deberíais tener problema. Al menos una persona lo ha conseguido con éxito.

Y para finalizar, ahora sí, gracias todos.



=======================



Hello people!

Hi girls!!!

Now when you are watching the stars on the sky, look, look carefully, perhaps you can see me there.

Yes!!!, I am great theater star. After of my glorious triumph, I am only waiting to get a lot of awards.

Girl, if you want to be very famous and beloved by everybody, if you want to become in the better actress of around the world… then I can touch you, sorry, I wanted to say, I can teach you all, all, all.

Yes, you can believe it. But first I need to meet you, all you. It is very important previous (not pervious) step. Don’t worry. You can undress in front of me, I am gotten used to see a lot of naked women… because I am Computer Engineer too.

Don’t wait more. Don’t waste your time in other trivial things. Come with me and open yourself to your new world.

Deep kisses