martes, diciembre 18, 2018

Joder con Murphy

Algunas de las cosas que me están pasando desde que estoy Madrid raya lo imposible. Son varías, y algún día haré una lista, pero de momento, a modo de ejemplo, cuento algo que me acaba de pasar.


Me estaba afeitando en la ducha. Sí, es algo que suelo hacer y se me da bastante bien, además en invierno es más agradable que hacerlo bajo los chorros de agua caliente que a pecho descubierto ante el espejo.


En esta tarea, se me cae la maquinilla de afeitar, una Gillette Mach3 (de 3 hojas) y aterriza sobre el dedo gordo y su vecino del pie izquierdo. La recojo y no de doy importancia.


Sigo afeitándome, luego me ducho (enjabonado y aclarado). Salgo de la bañera, me seco el "body" y cuando voy a por los pies veo que ambos dedos están cubiertos de sangre. Raro, pues en la ducha con el agua debería irse la sangre. Pero esa sangre era la manada en rato que me había estado secando el resto del cuerpo (cuerpo serrano, para más señas).


Cojo papel del higiénico, papel del váter, para los asilvestrados como yo, y trato de parar la sangre que salía presionado ligeramente las dos heridas. Los cortes eran profundos y a la distancia que estaba uno de otro parece increible que se hayan producido con la misma hoja.


20 minutos y un cuarto de rollo de papel de váter (yo lo uso de comprimido del que trae el doble que los otros) hasta que ha parado lo suficiente de sangrar para poner sendas tiritas.


Durante este tiempo también he querido echarme agua oxigenada y la botella estaba rajada longitudinalmente, de arriba a abajo, pero, al menos, algo le quedaba. Supongo que como lleva tiempo en la familia, diría que más de una década, el plástico se ha resecado y se ha fisurado. Otra explicación no se me ocurre.

Tras escribir el último párrafo me he mirado y el pie y las hemorragias siguen contenidas tras la tiritas.

He estado tentado de hacer una foto de mi pie y publicarla para ilustrar mis palabras, pero he pensado que no sería de buen gusto. Así que os quedáis sólo con este manojo de frases y lo que vuestra imaginación os proyecte.

Creo que con lo que me ha pasado Murphy se habría descojonado un rato.


jueves, noviembre 01, 2018

Adiós Barcelona. Hola Madrid.





Si la sospecha de un cambio de ubicación habitual de residencia mi persona os pasado por la cabeza, habéis acertado. No, no hay premio. Soy soso para eso.

Me traslado a vivir Madrid, dejo Parets, dejo Barcelona. Escribir esto último duele. Lo hago con pesar y añoranza anticipada. Es casi toda una vida aquí y uno es animal de costumbres. Abandono lugares y gente que estimo. Otras prioridades se imponen. Hace tiempo que la sensación de vértigo ante lo que se avecina me acompaña. Espero salir airoso.

Dos o tres semana tardaré hacerlo definitivo. Ya tengo piso alquilado allí, al sur de Madrid. Lo que mi economía y escaso tiempo me ha permitido elegir. La aventura de cómo encontré el piso espero poder contarla por aquí. Ahora, mi tiempo es escaso y está dedicado a planificar el traslado e ir clasificando y guardando trastos.

No conozco a nadie en Madrid, a excepción de algunos compañeros de trabajo. Ah, no lo he mencionado, no cambio de empresa, sólo de oficina, lo cual me da un gran punto de estabilidad en esté maremoto de cambios y novedades. Será un nuevo comienzo, una nueva vida, o puede que simplemente la misma vida en diferente escenario. El tiempo dirá.

Tengo una chispa de ilusión por el encuentro con lo desconocido, para mi Madrid es tierra extraña y misteriosa, y arrastro una enorme melancolía por todo cuanto quedará lejos en la distancia y en el tiempo.

No dicho el motivo, dejémoslo  en "temas familiares", así, sin más detalles. En todo caso, es por algo que para mí es lo suficientemente importante.

Creo que sólo resta la pregunta de ¿por cuánto tiempo? Pues como suelen decir en las canciones inglesas "forever" , es decir, para siempre hasta que otros planes lo varíen.

Ná más, ná menos.

sábado, junio 04, 2016

A posta de postes



Reza el refrán "las prisas son malas consejeras".

Va a ser verdad, las cosas conviene hacerlas con calma y meditación o, como mínimo, pensarlas un poco. Un poquito.

Es primavera, el sol comienza a ser el protagonista de nuestros días y sus radiaciones nos calientan y doran. Es primavera y volvemos a tener Elecciones Generales.

Los candidatos y sus formaciones intentan conseguir todos los votos posibles para los intereses que defienden. Las técnicas a las que recurren son variadas, desde el clásico "besaniños" al más de moda "echamierdas" a los competidores. Entre estos dos, aunque más cerca del primero que del segundo, está el "obras e inauguraciones justo antes de las elecciones".

Esto último es lo que se está llevando a cabo en la localidad en la que vivo. El motivo con el cual el ayuntamiento, y por extensión su partido, nos quieren convencer su buen hacer y bondades antes de que decidamos que voto meter en la urna es un carril bici. Es ecológico, promueve el deporte, invierte en salud y da una sensación de buen rollísmo modernito. "Supercool".

Los problemas vienen cuando el carril bici se quiere meter con calzador donde no cabe.

Este carril bici del que hablo, día a día lo van pintando tramo a tramo. Cuando cada mañana me dirijo a la estación para coger el tren que me llevará al trabajo y por la tarde a la vuelta puedo apreciar sus avances.

Fue el jueves pasado en la ida que vi algo que me sorprendió. No me lo podía creer. Pero sí, era así, y tengo pruebas de ello.

Hay que centrarse esas nuevas y resplandecientes recién pintadas líneas en la acera. Sí, ahí está. En todo el medio. 
Cuesta apreciar si está algo más a la derecha o la izquierda. Así que, como acabo de indicar, lo correcto sería concluir que está en todo en medio (en "tol medio"). No hay que ser negativos. El carril es de doble sentido, ese maravilloso poste se puede interpretar como una mediana.

Se puede apreciar que no es un poste sólo. Está vestido con una hoja la cual parece que algo tiene escrito.
La hoja informativa explica "Estem treballan per treure aquest pal de telefònica" / "Estamos  trabajando para quitar este palo (poste) de telefónica". 
Tras leer el letrero uno (yo) se siente tentado a perdonar tan garrafal error de arquitectura urbana, hasta se le dibuja una sonrisa benévola en mitad de la cara. Pero luego piensas en que pasa si eres un ciclista que inocentemente quiere probar el nuevo carril bici. Espero que si algún incauto se le ha ocurrido tal experiencia lo más grave que le haya ocurrido haya sido detenerse por propia voluntad, señalar el poste y emular al niño de anuncio gritando es el popular "Un palo, un palo, es un palo...".

Ya que me puse a cavilar se me ocurrió que hacer más visible el puñetero palo no estaría nada mal. Sería algo positivo para evitar estampamientos contra el poste y machar de sangre o masa encefálica las líneas pintadas sobre la acera. Me dió un poco de pena ese cono naranja situado ahí, al lado, como testigo no voluntario de una más que probable catástrofe, léase hostión.

No acaba aquí la historia. Tiene una segunda parte.
El viernes de vuelta a casa, me apercibí de una variación en la situación del carril bici y el poste. Ellos seguian es su sitio, pero no estaban sólos.
Como yo, alguien se preocupó de la integridad de los ciclista que pudiesen usar la nueva vía e intervino para poner cierto remedio.
Sí, el cono tiene compañero. Ya no estará tan solo ante el peligro.

Vale, de acuerdo, hay algo más acompañado a la simpática parejita de conos. Un hermoso triangulo protector formado por tres amarilla vallas establecen un perímetro de seguridad en torno al peligroso poste. 
Nota al lector. Efectivamente, es mi dedo el que se ve, algo tengo que hacer con él, su afán de protagonismo comienza a ser algo de lo más preocupante.
Quise ver más de cerca la nueva construcción que, seguramente, algún buen aficionado al Lego o al, más hispano, Tente llevó a cabo.


Que linda trinidad de vallas conformando un perfecto triangulo. 
Que gran fin el de proteger a las personas. 
Que vistosas son... 

Que grandes son las jodidas vallas. 
¿No las tenían más pequeñas? 
Se me antoja que el espacio aprovechable de acera ha quedado muy escuálido. 

Recapitulemos.

- Carril bici en proceso de fabricación (con algo de prisa que las elecciones están aquí ya mismo)
- Un fastidioso poste de telefonía justo en medio del camino
- Unas gestiones con supuestamente conTelefónica para que algún día los quiten o trasladen (no quiero pensar, en el segundo caso, a dónde)
- Una nota que advierte de dichas gestiones a modo de disculpa firmada por el ayuntamiento
- Un peligro tángible de colisión
- Una solución (a lo grande) para evitar que a alguien se le atragante el palito
- Una acera relativamente ancha que cuyo espacio transitable ha quedado reducido a dos tercios del original en punto del palitroque
- Una molestia para el transeúnte

  No es que considere enteramente como algo negativo el nuevo carril bici, pero delata una precipitación preocupante. Seguramente, se podría hacer mucho mejor con más tiempo e inversión. De momento, tenemos algo barato, chapucero y peligroso. Me temo que, finalmente, es con lo que nos quedaremos.

   Soy crítico y duro. Lo "palo" es anecdótico, gracioso si se aprecia desde la distancia. Lo malo es que el nuevo y flamante carril bici tiene otras curiosas rarezas adicionales.
En este otro tramo no sé si el ciclista recibe puntos por atropellar a quien pacientemente espera el autobús, si ha de hacer una prueba de gran slalom sorteando gente y obstáculos, si ha de esperar a que nadie transite por la zona para pasar o si ha de aprovechar la papelera para tirar la bicicleta y desplazarse de manera más fluida y segura, a pie como hemos hecho los homínidos desde que nos erguimos sobre dos patas.

Sed buenos y tened cuidado con las nuevas obras y construcciones que brotan en la primavera cuales lindas flores de la noche a la mañana.


martes, diciembre 22, 2015

Piezas de distintos puzles



Éramos piezas de distintos puzles. Ella un trozo de celeste cielo flotando sobre un mar turquesa, yo polvo de un árido suelo sumido bajo las largas sombras que provocaba el atardecer . El azar quiso que encajásemos y además bien fuerte. Tanto como sólo se pueden unir cara contra espalda. No importaba, nada importaba. Fue único, intimo, memorable, inolvidable. Poco importaba el mundo,  las circunstancias, todo lo demás. Era tan fantástico todo aquello que nos sentíamos una única pieza, que a su vez constituía también un puzle completo. Nuestro propio puzle.

Nos separamos. El mundo,  las circunstancias, todo lo demás, tomaron protagonismo y nos reclamaron como un planeta reclama a cuanto que pulula por su faz. Cada uno en su propio planeta distanciados a una inmensa cantidad de años luz con tantos ceros que es de esas cifras imposibles de enunciar y de imaginar.


Fueron varias las ocasiones en lo volvimos a intentar. Con gran esfuerzo pues no es gratis escapar de la gravedad y la órbita del astro que te sustenta. Probamos de diversas formas y combinaciones, pero no encajamos igual. En unas hubo más fortuna que en otras y se dieron muchos momentos de felicidad y mágicos. También aparecieron las épocas oscuras en las cuales ir juntos era una mutua prisión.

Siempre hubo, y creo que aún perdura, una constante en nuestra esporádica relación. Nos queríamos, seguramente de distinta forma con el paso del tiempo. Nos amábamos de manera diferente en entre nosotros y eso nos desconcertaba. A pesar de todo lo malo, a pesar, también, de todo lo bueno pienso que ese cariño será imperecedero.


Ahora hace cuatro meses que nada sé de ella, ni ella de mi. La separación no planificada fue por un mutuo acuerdo no firmado. Supongo que ambos pensamos que era lo mejor. Simplemente un día dejamos de relacionarnos, de tener contacto. Para mí fue duro. Al principio la hallaba en todo, cada cosa que sentía la relacionaba con ella. Dolía su ausencia, pero me convencía de que eso era lo mejor, para mí y para ella. Me refugié en la monotonía, en dedicarme más a mí, estar ocupado, no pensar, tener la mente distraída. Funcionó, no dejé de tenerla muy a menudo en la mente, pero me comenzaba a acostumbrar a que ya no participara en mi vida. De vez en cuando, salpicaba mi auto impuesta y segura monotonía con alguna cosilla distinta, alguna pequeña experiencia, para romper la apatía general. Una chispa en un desierto de sobriedad. No era feliz, pero no sufría. Y en general, salvo los inevitables momentos de nostalgia, me sentía bien. Era el objetivo: estar bien solo. 


Han sido innumerables las veces que me he sentido tentado de llamarla. Para evitarlo me forzaba a recordar esas épocas oscuras, las partes no positivas. No el detalle, ni las acciones o las palabras, sí las sensaciones. Pero era un recuerdo sin dolor, ni odio, era una consciencia de aquello que tanto daño nos hizo era también fruto de nosotros y que, si bien ahora al recordarla añoro todo lo positivo, lo malo también nos pertenece y nos volvería a herir nuevamente.

Nunca estaremos juntos, al menos, no por demasiado tiempo. Y me hubiese gustado una vida con ella, una vida a su lado, pero es un imposible por cómo somos cada uno. De hecho ,no sé si volveremos a vernos o a hablar. Me gustaría, lo deseo y a la vez lo temo. Espero que ella sea feliz, se lo merece, que este bien en su entorno, en su puzle, en su planeta. Yo por mi parte y desde mi mundo lo intento, quitándole las espinas a su recuerdo, no olvidando nunca que aun la quiero, pero que estamos condenados a ser piezas de distintos puzles.