domingo, mayo 06, 2012

Haz tu propio preservativo




El objetivo del siguiente texto es enseñaros a fabricar una barrera que os proteja de los humores de otras personas con el fin de evitar indeseados contagios e infecciones. También es una forma de disminuir los ascos o repeluses que podáis sentir sobre el resto de población mundial al hacer uso de vuestros orificios excretores (esfínteres para los amigos ) en la intimidad ... o en público (aunque creo que está segunda opción es menos común y habitual).

Uys, perdonad. Quizás el titulo os ha hecho u os hace pensar que vamos a hablar de algo de sexo. No, no, nada de eso. Hoy no toca hablar de sexo y lo que voy a contar no tiene utilidad para él, ... salvo que decidáis ir a masturbaros a un váter público. Como casi siempre el titulo tiene un mucho de trampa. Un poco de sensacionalismo barato para atraer la atención inocentes lectores incautos. Mil perdones a quienes haya defraudado.

El tema de hoy está relacionado con esos momentos en que uno debe de deshacerse de lo peor de sí, es decir, de cuando se ha acudir a un retrete a realizar funciones excretoras.

Lo sé, en la entrada pasada, "El charquito que nos separa", ya hablé de algo similar. Realmente iba a ser el típico texto enorme que tanta pereza da de leer. Pero tuve una idea más sensata que brillante y decidí dividir (¡qué monas, cinco íes en dos palabras!) el contenido en dos partes, una de ellas esta, con fotos, oiga.

Comentaba yo en el escrito anterior sobre la repulsa que te tiene la sociedad y el individuo en particular hacia toda la materia que producimos en los lavabos. Y aunque justificaba que era algo más psicológico y sociológico que lógico en sí, también participo de la común aversión a las mierdas ajenas.

No obstante, hay otras que me dan un mayor repelús de un lavabo, sobre todo si es un sitio público que usa gran variedad de gente de con vidas y costumbres desconocidas. Por ello, cuando he de hacer uso de una taza de váter pública, como la del trabajo, tomo mis precauciones.

Aquí es ahora dónde toma sentido el titulo de la entrada, dónde explico mi artesanal método para preservarme de las "inmundicias" ajenas. Son unas instrucciones o pasos de fácil seguimiento, ilustradas, que podéis practicar en vuestras casas sin más peligro que un gasto desmesurado de papel higiénico o colapsar el bajante de la tubería del váter.

Vamos allá. 

1)  Limpiar el suelo. No es agradable que cuando nos bajemos los pantalones y estos lleguen al suelo tomen contacto con los orines olvidados por otros, sobre todo por el hecho de que manchan y perfuman nuestras vestimentas.

2)  Limpiar bien la tapa interior de la taza, que ni un residuo de gota impropia roce nuestra dermis, y el borde interior superior anterior (...erior, ...erior, ...erior) de la cerámica. El porqué lo explico luego (ufff, qué de Telecinco me ha quedado la última frase).

3)  Ponerle el "poncho" a la taza. Es un proceso que requiere de cierta habilidad y experiencia. En las siguientes fotografías podéis ver sus tres fases.


Fase 1. Se tapan los cuartos traseros de la tapa interior de la taza con papel higiénico. Se coloca formando una "U" haciendo dos dobleces a la tira de papel.

  
Fase 2. Se tapa la parte delantera con más papel. Proceso similar a la fase primera. Hay que tener especial cuidado para que no se desmorone todo, que no caiga al interior y haya que recomenzar la operación. Es conveniente que está tira de papel sea algo más larga que la primera y que en su colocación los extremos reposen sobre los extremos de la otra. Esto aumenta su sujeción y nos hace más estable el invento. Opcionalmente, si se desea un anclaje mayor, una buen truco es posar una gota de saliva sobre el encuentro de los cabos de las tiras de papel.

 
Fase 3. Muy importante. Protector del "badajo". Como todos sabéis los hombres tenemos una prominencia a mitad de la altura del cuerpo, más o menos, llamada pene. Cuando te sientas en una taza de váter esta suele contactar con el interior de la porcelana, no hace falta tener mucho tamaño ni estar excitado para que suceda así. Es un asunto delicado, porque la taza es un ambiente rico en bacterias y el contacto directo con tan delicada y considerada pieza de carne masculina puede conllevar antipáticos riesgos para la salud y molestias en la vida cotidiana. No basta con limpiar el interior del váter, como indicaba en el punto dos, son necesarias medidas extras.

Se recorta una tira de papel de entre tres y cuatro cuadros y se dobla por la mitad, luego con pulso y cuidado se pone sobre la proa de la taza. Ambos extremos, interior y exterior, han de colgar aproximadamente a la misma altura.


Evidentemente, este paso no es necesario para las chicas, salvo que tengan intenciones de autosatisfacerse sexualmente. Esta medida evita que el dorso de la mano accidentalmente pueda rozar la parte de la taza de váter de la que desconfiamos.

4)  Bajarse los pantalones (falda, panties, leggings, etc...) y ropa interior inferior (me surge una duda, ¿los tangas se bajan o se echan a un lado? Se agradecería respuesta,  ...por supuesto, por interés puramente científico y como contribución a la comunidad internacional de investigadores). No es tan trivial como parece. Si no se hace con cuidado se puede rozar el montaje del "poncho" construido sobre la tapa y derrumbarlo. Si se bajan los pantalones u otras prendas con mucho ímpetu, se puede generar una ráfaga de aire que también nos desmorone el invento.

5)  Sentarse sobre nuestro sano y  higiénico protector de tapa de taza de váter. Con cuidado, con mucho cuidado. Cualquier titubeo, cualquier movimiento enérgico o un mal aterrizaje con las posaderas nos puede tumbar nuestra preservativa obra de arte y concluir con el indeseado contacto de nuestros muslos y nalgas contra el frio plástico y su posible fauna bacteriológica.


Estas fases son validas para ambos géneros, hombres y mujeres, que tengan la necesidad de sentarse para realizar sus deposiciones sobre un váter de escasa confianza. Seguramente, el texto parecerá más dirigido a los hombres. Me disculpo por ello. Está basado en mi experiencia y aprendizaje personal, y aunque intente imaginar cómo sería para las chicas, seguro que algo me dejo o no lo tengo en cuenta. La opción de poner cámaras en los váteres femeninos, con intenciones puramente científicas, aunque atractiva en principio, la he descartado por sus dificultades de implementación y evidentemente por respeto a la intimidad ajena, por tanto tendréis que conformaros con mi visión sesgada. No obstante, invito a cualquier chica u hombre que tenga información complementaria que me la haga llegar a través de un comentario con el fin completar esta útil información aquí expuesta para el bien del conjunto de la Humanidad.


Cambio un poco de tema aunque no de ubicación. ¿Os habéis fijado alguna vez en el humor de las personas que os encontráis en el lavabo? Yo un poco y he determinado que hay dos tipos de humores o actitudes cuando uno se encuentra a otra persona en estos lugares.
  • Osco. Callado, reservado, introspectivo, no se habla, como mucho se murmura con desgana. No se mira a los ojos. Comportamiento evasivo.
  •  Alegre. Efusividad algo exagerada. Cordialidad extrema. Tono de voz de celebración. Sensación de que todo es una agradable sorpresa.

Yo pertenezco a la primera categoría, a mí que me dejen hacer mis cosas tranquilamente. Odio cuando dos personas entramos cada uno en un cubículo (¿querrá decir "cubículo" también "cubo para el culo"? ¿?algún filólogo de guardia?) para orinar o defecar y el otro se obstina en mantener una conversación por encima de la mampara. No, gracias. En esos momentos no puede salir nada bueno de mi, ... qué precisamente para eso he ido al retrete, a eliminar parte de lo malo que hay en mí.

Hay también mucho hidrófobo, es decir, gente que sale del váter sin lavarse las manos. Por favor, que tampoco cuesta tanto. Estos suelen ser los que dejan los suelos como más húmedos que Waterworld.

 Yo me lavo los deditos siempre y si además hay agua caliente es un delicia. Para lo que no tengo paciencia es para los aparatos de secarse las manos por chorro de aire, prefiero las toallas de papel... o usar las prendas que cubren mis nalgas para ello. Lo sé, no queda muy fino, pero esos cacharos de aire caliente que les gustar reírse de la gente con el juego de "ahora sale aire , ahora no sale",  para los que hay que hacer un master en ingeniería aeronáutica y otro en cappoeria para saber dónde poner las manos y que el chorro de aire nos la sequen, me ponen negro negrito negro.

Quizá mi mayor manía a los váteres público sea mis desconfianza al jabón de manos. No me gusta, no me fio, no sé que puede haber en esos envases llenos de un gel raros olores. Prefiero el agua, usar solamente agua para la limpieza de mis manos.

Un hecho que suele pasar con más frecuencia de la debida es que el día que no te puedes secar las manos en condiciones, cuando vuelves al lugar donde estabas suele haber alguien a quien te presentan, o un conocido al que hay que saludar, con lo que o le tiendes tu húmeda mano o te apresuras a improvisar una excusa o acción que te exima de contacto con sus carnes.

Julio Iglesias cantaba aquello de "unos que vienen, otros que van" y como no sé como rematar el final de esta entrada y andaba yo hablando de los que te vienen a saludar, pues me voy. Ya, casi no liga, está muy por los pelos, pero ya es hora de finar.

Hasta la próxima.  

-----------------------

Hello people.

Hi girls.

Today I want to do my contribution to planetary scientific community. Yes, I have created W.C. cup protector. I have done it thinking about women health.
I know, girls, go to W.C. is not always a satisfactory experience for you. With my invention and technique you can be quiet. It allows you can sit over W.C. cup without fear. Yes, you will can to lay your bottom over it and no one infection or bacteria will affected you.

No, no. I don't need you thank me. I am happy to improved your life. But... if you want do it, it's not problem for me.

Kisses, a lot of healthy kisses.