lunes, septiembre 19, 2011

No me mola Valinor


Posiblemente esta será la entrada más freaky que he escrito jamás... y me aventuro a determinar que también será el texto más freaky que haya escrito nadie en su vida en cien metros a la redonda de donde ahora se alojan mis posaderas. No aumento el radio porque gente “rara”  hay patadas.

Bueno, preámbulos fuera. Al turrón.

Sin duda todos conoceréis la saga de películas de “El señor de los anillos” (para los que no les suene les adelanto que no se refiere a M.A.Barracus del “Equipo A”, ni trata es de temática gay,… bueno, puede que un poco sí).  Son tres y sus títulos en orden cronológico los que siguen: 

“La comunidad del anillo” (casi tan problemática como una vecinos)

“Las dos torres” (nada que ver con el 11-S, ni el patrimonio de algunos políticos)

“El retorno del rey” (no va de las operaciones de Juan Carlos I de Borbón)

 Las películas están basadas en el libro “El señor de los anillos” escrita por J.R.R. Tolkien. La historia, de la que no  voy a hablar, que para eso está el libro (además es un libro gordo, ideal para aquellos que presumen de haber leído “Los pilares de la tierra” añadan otra pieza a su lista de grandes esfuerzos lectivos) o la adaptación cinematográfica (un tanto libre en algunos puntos), sucede en un mundo fantástico diseñado y ricamente adornado por el autor. Este mundo bebe mucho de la mitología nórdica y adopta a varios de sus seres mágicos.

Tolkien escribió previamente otros dos libros:

“El hobbit” (el mejor para comenzar a leer este autor, y no es un libro “tocho”) del cual pronto saldrá la película, aprovechando el tirón de las anteriores. Como “El señor de los anillos” es un libro de aventuras pero más ameno y ligerito.

“El silmarillion” es una colección de historias y cuentos que suceden en el mundo fantástico ideado por Tolkien y abarcan desde su creación hasta donde acaba “El señor de los anillos”. No es un libro fácil de leer y puede resultar algo confuso al comienzo y mucho al final por la gran cantidad de nombres, seres, lugares y épocas que aparecen. Aun así, yo recomiendo su lectura, sobre todo, si se ha leído previamente alguno de los otros dos. En mi opinión, algunos de estos cuentos darán, en un futuro no demasiado distante, su salto al cine. Muchos de los fanes más acérrimos de Tolkien creen que este libro es un “palo” y recuerdan su lectura como una gran gesta. Yo me lo leí dos veces y seguro que habrá una tercera, no obstante reconozco que la primera también me costó un poquillo. Es un libro muy rico.

Bueno, ya casi estamos situados donde puedo comenzar explicar de qué va esta entrada, como siempre he dado alguna vuelta más de las necesarias. Vamos allá. Agárrense los machos.

Varias historias de “El silmarillion” mencionan un lugar llamado Valinor, que es la tierra donde viven los valar  y altos elfos. No confundir con los elfos normales (o elfos de la Tierra Media, una gran región donde vivía la purria, entre ellos los humanos) estos son la élite de los elfos.

Los valar eran dioses, al modo de los dioses griegos o romanos, donde cada uno se encargaba de cuidar su tiesto y no intentaba mear fuera de él. Uno controlaba el viento, otro cuidaba el mar, había quien se preocupaba de la tierra, quien de la Naturaleza, etc,…. Fueron los constructores del mundo junto con otro valar caído en desgracia, Melkor, un chico muy malo que fue desterrado a vivir en zonas tenebrosas, pero a él la oscuridad le gustaba y formaba parte de su fuerza. El mozuelo salió rarito, discreto y muy resentido.

Los altos elfos son unos pijeras muy lindos ellos, muy preciosos, delgados, de cuerpos esculturales tirando a enclenques. Todo lo hacen bien y encima son inmortales en la medida en que no envejecen nunca. Al lado de los dioses parecen unos mediamierdas, pero respecto a los humanos, que eran algo brutotes, tienen innumerables ventajas y superioridad. Suelen ser trabajadores aunque bastante “snobs”. Unos auténticos creídos. Los Beckham podrían ser perfectamente altos elfos, si el paso  del tiempo no se fijase en ellos. ¿No sé si se ha notado, los altos elfos me dan un poquito de tirria?

Me estoy desviando. Valinor, la tierra de los valar y los altos elfos, estaba en Arda, el mundo, planeta o como se guste de llamar. Arda desde el principio de sus tiempos ha sufrido las pugnas del bien y el mal por imponerse, por poseerla y controlarla. El bien estaba identificado con la luz y la claridad, el mal con la oscuridad y las tinieblas. Varios han sido los inventos para iluminar los territorios e impedir el avance las criaturas oscuras, muy fotosensibles ellas. No voy describir todas las formas de alumbrado público que existieron, sólo una, aquella por la cual esta entrada tiene sentido. De verdad de la buena, os prometo que tiene sentido. Al menos, un poco.

Tras una dura batalla y perder los faros existentes, toda Arda quedo más oscura que la posibilidad de que Angelina Jolie me pida para salir y tener sexo salvaje mañana. Una de las diosas que habitaban el Valinor, plantó dos semillas sobre una colina y las regó con sus lágrimas. Allí nacieron dos preciosos árboles, uno de oro y otro de plata que desprendían luz dorada y argenta respectivamente. Su nombres eran Laurelin y Telperion. Tal era la luz de estos dos faros que iluminaba casi toda Arda. Una maravilla, un gozo, un orgasmito ver esos luceros. A los seres de la oscuridad no les hacía tanta gracia, pero los demás estaban encantadísimos. Es lógico. Qué gran fortuna la del nacimiento de los dos arbolitos.

Pues no. Una cutrada cansina grande como un cachalote obeso. Tengo pruebas. Sí, sí, tengo pruebas de ello … y sin necesidad de ir a Pijilandia, perdón, Valinor. Dadme tiempo y lo demostraré ante este jurado,... digo lectores con criterio.

Hace unos meses tuve mi particular batalla contra la oscuridad. Anticipo que gané yo. Las tinieblas amenazaban parcialmente el mundo donde se crean mis sueños, la habitación donde está mi cama, y aunque estos prefieren la ausencia de luz para una mejor proyección, el riesgo de partirme las espinillas al acceder a mi lugar de descanso habitual me disuadía de que esa situación se perpetuase en el tiempo. Por otro lado, si las pelusas que habitan bajo mi cama habiendo luz se reproducían a un ritmo alarmante, con total oscuridad se pasarían el día, bueno la noche, de constante orgia. Al final, seguro que me echaban de casa como si fuesen una manada de critters.  

Concretando, se me fundieron las bombillas que tenía en la lámpara del techo y tuve que reemplazarlas. Pero no tenía dos iguales, sí dos diferentes. Una emitía luz blanca y la otra amarillenta. ¿A qué ahora todo comienza a tener algo más de sentido? Estoy seguro, muy seguro, que si algún freaky (de esos que desearán encarecidamente mil muertes para mí a la conclusión de este escrito) lee esto, está pensado en hacer lo mismo, poner una bombilla de cada tipo y hasta puede que le parezca la ocurrencia más genial que ha oído en mucho tiempo. ¡¡¡Menudo “colgao”!!!, dicho esto desde un profundo respeto, obviamente.

Dada mi carestía de bienes lumínicos y que una bombilla no era suficiente herramienta para mi lucha contra las tinieblas, pues estás distaban mucho de parecerse a las aguas de Galadriel (esto es para contentar a los freakies y apaciguar su futura irá), unas agüitas que emitían una luz y FrodoBolsón (el protagonista de “El señor de los anillos”) uso a modo de linterna guardándolas en un frasquito trasparente, decidí poner esa curiosa combinación en blanco y amarillo orín en el techo de la habitación. He aquí como quedó:



Tarde unos días en darme cuenta de un curioso fenómeno, días y noches para ser más correctos. Alego en mi favor que al despertar y la hora de invadir la cama, únicos momentos en que hacía vida consciente en la habitación, mi lucidez y sentidos andaban algo mermados.



Primero era una sospecha de que algo iba mal. Pensaba que era mi vista que estaba cansada o, peor, que esta había sufrido una degradación física. Luego, me invadió una sensación algo más inquietante, como de una presencia extra en aquella estancia. Tranquilos, os adelanto que nadie de Valinor se me había metido en el piso de polizón, sobre todo porque evidentemente no tiene la clase ni categoría suficiente que precisan en su hábitat. Mi casa les podía atraer tanto con a Victoria Beckham una ristra de ajos … españoles.



Pasado el desconcierto inicial, invite a la razón a intervenir y me puse a analizar que ocurría. La sensación era de que los volúmenes de las cosas estaban alterados, como si todo estuviese deformado pero sin realmente ser así. No es fácil de explicar. Creedme cuando os digo que me generaba una sensación de inseguridad y vulnerabilidad. El mundo había variado ligeramente para mí en esa zona de mi casa. Creo que lo describiré un poco mejor si digo que era similar a ver a una película en 3D (las cuales aborrezco, pero esa es historia que será contada otro día) sin gafas y donde los focos no son demasiado potentes. Eran bombillas viejas, de pocos vatios, que no bajo consumo, quizás por eso era más una sensación interna que de los propios sentidos. Publico unas fotos que serán más ilustrativas que mis torpes palabras.




Finalmente concluí que eran las dos jodidas bombillas. Satisfecho mi intelecto y despejado el misterio, ahí las dejé.



En honor a la verdad (ufff, qué humos de intento de grandilocuencia tiene esté comienzo, coño, parezco un político), he de decir que los árboles de Valinor no estaban siempre resplandecientes a la vez. Cada uno brillaba siete horas y descansaba cinco. Estaban desfasados formando un ciclo de luz de doce horas entre ambos. Había dos momentos, dos horas, donde la luz que emitían de ambos (a media potencia) coincidía y se producía el mismo efecto que en mi habitación.



Lo de los arbolitos de Valinor, es muy bucólico muy bonito, pero un autentico coñazo. Ahora luz clara, ahora luz amarilla, ahora todo con dobles sombras y a ver como si estuvieses borracho o componiendo “Lucy in skywith diamons”. Ningún momento de oscuridad para dormir un poquito a gusto. Lo siento, pero no me mola Valinor. Lo he dicho. Tolkien tiene muchas cosas buenas, pero con los arbolitos la cago un poco, mejor dicho, la cagó miserablemente. Menuda chorrada que se le ocurrió. Seguro que en su casa no tenía una iluminación tan peculiar como la que se inventó. ¡¡¡Papanatas!!!


A estas horas todos los freakies que hayan leído hasta aquí ya habrán desenvainado sus espadas imaginarias y estarán preparándose para proporcionarme una constructiva paliza. Lo siento chicos… y chicas (que también las hay), aquí el amigo J.R.R. no anduvo fino, desde mi punto de vista, y no me haréis cambiar de opinión ni aunque me apuntéis con una estrella de la muerte.

Espero que, además de para hacer nuevas amistades, esta haya sido una entrada instructiva para la vida real. Finalizo con un video de un grupo, “La dama se esconde” que gustan mucho y que eran freakies antes que los freakies existiesen y se popularizase el termino americano. Esta gente cantaba a la Tierra Media de Tolkien en los 80.



Ya está se acabó, sí, eso era todo.

Sed buenos, mis tesssssssssssooooorosssss.


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Hello people.



Hi girls !!!



I am a fan of fantastic stories. I like the magical worlds and science-fiction. Yes, I can tell you a little secret. I can whisper it… “I am a freaky”. Shhhhh.



Sometimes I dream to be a gallant and brave paladin that keeps you safe of this mad world. Only you are important. My life has no meaning without you.

I am your paladin and you my lady...



Do you want to see my sword? Or better, my huge lance?...







 Charmed kisses.


jueves, septiembre 01, 2011

La caracola del baño y el Papa



En el baño de mi antiguo piso había una caracola, una caracola de mar, descansaba sobre pequeña estantería que sobresalía del espejo. La pobre función de que cumplía era puramente estética. La puso en algún momento, muchos años atrás, mi madre y yo, generalmente, poco predispuesto alterar la configuración del Universo, la mantuve ahí. Salvo cuando tenía que limpiar, lo cual me obligaba a levantarla y para poder pasar un paño húmedo por el estante, no le prestaba la menor atención.

He hablado en pasado y debo corregir, la caracola aun sigue allí, en un baño a oscuras, donde su belleza inerte permanece oculta perpetuándose a través del tiempo. Soy yo el que abandono aquel hogar, como algún día el huésped (y constructor) de la caracola abandonó la suya (seguramente de forma forzosa).

En estos últimos días, he estado reflexionando sobre ella y su ubicación. No es tan extraña pues en otros hogares otras caracolas, conchas, esponjas y estrellas de mar ocupan similares localizaciones. Pero mis inquietudes al respecto iban hacía el porqué. El fruto de tales devanados mentales ha sido algunas ideas que os expongo ya mismo.

El vínculo entre la caracola y el baño sin duda es el agua, podría estar en la cocina o el lavadero donde también hay agua, por lo que hay sumarle que en el baño es un lugar donde nos cubrimos de de agua, donde inconsciente e inintencionadamente emulamos a la vida pasada de la caracola.

El agua, símbolo de vida. A la caracola también se le puede asociar una simbología: el hogar, la casa. Juntar  ambos conceptos nos deriva en otro adicional: la familia.

Madrid, la Madrid de “del Madrid al cielo”, se ha visto invadida hace unos días por las Jornadas Mundiales de la Juventud, un conjunto de actos horrorosamente abreviados como" JMJ". Hay que indicar que ni eran jóvenes todos los que estaban, ni estaban todos los jóvenes. Ha sido más bien una macroconvención de gentes de creencias cristianas de todas las edades, entre las cuales abundaban los jóvenes de muy diversas nacionalidades.

Dichas jornadas, como todas las que se han celebrado hasta ahora, ha contado con la presencia del Papa de turno, en este caso Benedicto XVI o “Benedicto, equis uve palito” como gritaban las juventudes.Llevo varios días con agujetas en la vergüenza ajena tras contemplar estos “simpáticos” cánticos.

Benedicto  es un hombre poderoso, sin duda. Máxima cabeza visible de la Iglesia, organización de carácter ideológico que posee inmensas riquezas (¿Cuál será la prima de riesgo del Vaticano? ¿Y su deuda soberana?) repartidas por todo el mundo.  Tiene cientos de millones de seguidores, sino son miles. Es decir, un montón muy grande de gente, pero que muy grande.

El Papa es el emisario en la tierra del dios católico apostólico y romano. Aunque yo creo que su relación no es muy buena. Un jefe no tiene que ser  muy buena gente cuando se dedica subir la calefacción a tope en verano y luego tirarle un cubo de agua fría en medio de un acto público a su representante y  los fanes allí congregados. Eso está muy feo, mucho. El dios del Papa, primero les tuvo horas y horas bajo un sol incinerarte para luego soltarles una húmeda demostración de diluvio. A mi juicio que algo mal va en esa empresa, lo mismo es falta de comunicación y respeto mutuo. Tiene toda la pinta de un caso de “mobbing”.

No me deja de resultar chocante que a un hombre con tanto poder todo el mundo le trate como a un delicado niño corto de entendimiento. He visto en la televisión a autoridades y gente normal también que se dirigen al Papa y todos ellos van con amplias sonrisas, gestos cuidadosos y un hablar lento y pausado. Sobreprotegiéndole de un mundo que en gran parte el domina.

No sólo el Papa  (¡¡¡ Benedicto, equis uve palito, Benedicto, equis uve palito!!!) realizo varias intervenciones ante los fieles, previamente monseñor Rouco Varela estuvo calentado motores. Una vez más defendió la vida y la familia, el modelo de familia cristiana, que precisamente él, por la profesión que ejerce, no comparte.  La familia donde ha de haber un papá (hombre), una mamá (mujer)  y todos los hijos que puedan salir del fruto de a su amor mutuo. Dos condiciones tiene:
 el matrimonio es para toda la vida
y sólo podrán practicar sexo (o hacerlo bien) con la única finalidad de la reproducción

La familia cristiana es el ladrillo con el cual se ha construido la sociedad que ahora tenemos.  No digo yo que esté mal, pero hay familias y familias. Familias que se apoyan y que se quieren y familias que son cadenas perpetuas convertidas en una condena de sufrimiento y dolor.

Ese es el modelo, el único que la Iglesia acepta, el único que les mola.

Mi familia inicial u original cumple con los requisitos de la familia católica tradicional en cuanto a su composición y que todos nos queremos. Pero cuando estamos juntos somos un grupo de extraños que poco tiene que contarse. A penas compartimos cosas, a penas hablamos de nada. Somos una panda de sosos a los que lo único que les une son unos lazos de sangre y un sentimiento mutuo de querer, el cual, en muchas ocasiones, no impide que nos enfademos los unos con los otros por nimiedades.  Esto también debería haberlo contado en pasado.

 Desde hace quince años vivo sólo. Me independice porque ese ambiente, y otras cosas que me callo, era para mí asfixiante.  Me fui también con la utópica ilusión de algún día formar mi propia familia, una familia más ideal que incluso tuviese algo de eso que llaman felicidad. De momento, pertenezco al grupo de familias no tradicionales, que son cada vez más numerosas. Concretamente modelo unipersonal. 

Rouco y el Papa insistieron en su mensaje de la vida por encima de todo. No al aborto, no a la eutanasia. Da lo mismo que vida sea, aunque sea una existencia colmada de dolor y sufrimiento para quien la padece y los que le rodean. La vida debe continuar. Debe ser que el aforo del cielo, o el infierno, está completo y es mejor esperar a este lado.

No deja de ser llamativo el hecho de que con unos actos más discretos y menos faraónicos se hubiese ahorrado un dinero que podriase haber empleado en salvar vidas. Unos ejemplillos son el suministro de preservativos para evitar el contagio del SIDA o paliar la hambruna del  “cuerno de África”, tan presente en los medios actualmente. Puede ser que hayan unas vidas más importantes que otras, unas vidas más sagradas.

Los jóvenes y no tan jóvenes que asistían a estas jornadas durante el día tenían las noches para cambiar un poco la actividad religiosa por otra más común, lúdica y festiva entre la juventud en general: el botellón. Muchos durante el día empapaban su alma con los mensajes del Papa y por la noche era el alcohol quien los transformaba en paposos. Yo como persona nada creyente en dioses y menos consumidor de bebidas espirituosas, no sé decantarme por qué  estado puede ser más dañino para un individuo y su entorno.

Volviendo a los mensajes lanzado por Benedicto XVI (horror, aun tengo en cabeza la cantinela del “equis uve palito”) encargó a sus huestes que evangelizasen al resto de los jóvenes. Yo creo que afortunadamente estoy a salvo, por la edad sobre todo. No obstante, un poco de miedo me da la posibilidad de que algún día en una discoteca (a las que no suelo ir) un chica empapada de Papa y paposa me proponga un “ménage à a trois” entre ella, su dios y mi “body”. Y es que la carne es débi l (… o era “devil”).

Curiosamente, aunque el Papa mande a sus chicos a desparramar su mensaje por el mundo, pide respeto a sus creencias. Qué nadie les diga cositas feas sobre su fe y sus credos. Ellos tienen una religión y hay que respetarla. Es decir, que aunque te llenen el barrio con sus panfletos, no aceptan publicidad de otros. Me parece una postura muy integrista y algo arcaica para los tiempos que corren.

Lo que más gracia me hizo de los parlamentos de “Beni” (es lo malo cuando te ponen tanto a alguien en la tele, se le acaba cogiendo confianza), el cual lucía unos monísimos zapatos de Prada, fue algo que dijo del tipo “No se puede seguir a Jesús a solas”. Inmediatamente me surgieron varías preguntas y reflexiones al respecto.
-          ¿Tan peligroso es Jesús?
-          ¿Si descubre que le estás siguiendo te da una buena somanta de ostias (sin hache)?
-          ¿Seguir en masa a Jesús no se considera acoso?
-          ¿No tiene derecho a la intimidad Jesús? Todo el día hablando de si hizo esto, hizo tal, porqué dijo aquello o qué pretendía con lo otro. Son peor que el Sálvame de Luxe, La noria o cómo se llamen esos programas que dan a todas horas en Telecinco donde unos cuantos “iluminados” hablan, interpretan y discuten sobre Fulanito o Menganita y todo lo que le concierne. Es que esto vende. El morbo vende.
-          ¿Tan complicada es la religión que necesita unos guías de forma constante?
-          ¿Es tan mono el culo de Jesús que invita a seguirle y observar cómo se contonea al andar?

Está última recomendación me recordó a la SGAE. Parece que la Iglesia dice “eh, compra sólo religión de la Iglesia S.A. No compres religiones piratas… y sobre todo no se te ocurra hacerlo tú en casa”.  Desde un punto de vista ajeno (el mío), yo desconfiaría. Esto de la religión tan reglada a mi no me estimula mucho, sobre todo cuando hace unos Juan Pablo II (palito – palito), de profesión Papa, en la actualidad difunto y santo,  dijo que el infierno no era un lugar sino un estado de ánimo. El cielo y el purgatorio, también. Al año siguiente el actual Papa,  le contradijo indicando que el infierno es un lugar que existe y es eterno. El infierno, el mismísimo infierno con todo lo que era él y tras tantos siglos de atemorizar a los pecadores lo dejaron reducido a la casi nada, para luego aprovechar y recalificarlo. Vamos, que el diablo creo que anda entre los indignados reclamando un una vivienda y apoyando a los grupos antidesahucios con un cabreo mayor que el de José María Ruiz Mateos.

De estos días pasados cargados de emoción, sentimiento y fervor religioso lo que más me acojono fue el día después. Una vez que el Benedicto XVI y toda su troupe se marcharon, aun quedó una sombra, una estela confesional, unos actos que me asustan y mucho. Los “kikos”. No son demasiados conocidos, se denominan “neocatetucumenos” (seguidores del camino neocuatecumenal),  simplifcado (afortunadamente) “kikos” por su fundador  Francisco (Kiko) Argüello.  Son un millón y medio de adeptos adictos (en todo el mundo, pero sobre todo en Brasil) y abrazan las posiciones más arcaicas y radicales del catolicismo. Son una secta de piramidal con un descarado interés por el dinero de sus miembros (10% del sueldo) que están consentidos y protegidos por la Iglesia. Ah, y son defensores a ultranza de la familia, la familia clásica católica, por supuesto.

La vida, la familia y si vas la iglesia (recuerden “no acepten imitaciones, sólo las iglesias autorizadas aseguran una experiencia 100% religiosa católica.”) puedes hablar con el jefe del Papa (hace todo tipo de milagros, en los relacionados con el clima aun le falta dominio, pero a veces lo borda), la virgen (hay un rico abanico de vírgenes a elegir, increíble en los tiempos que corren, donde el afán de convertir los niños en adultos suprime su adolescencia), los santos y los beatos (de estos, la colección es más grande todavía y se renueva con frecuencia, oiga), Jesús (que aquí no te dará la espalda, así que no le podrás seguir ni mirarle el culo) y el espíritu santo (del que todo el mundo pasa porque los de marketing no lo promocionaron demasiado bien ¿Quién quiere hablarle a una paloma sin llevar una bolsa de plástico en la cabeza y vestir una bata de guatiné?).

Mi viejo cuarto de baño y su inmóvil inquilina conceptualmente también representaban la vida y la familia. Ah, y si teponías la caracola en el oído se podía escuchar el mar (bueno, si te pones un tapón de desodorante ocurre igual, aunque no es tan bucólico), se podría decir que el mar te hablaba y si deseas le puedes contestar, total, estás en el lavabo sólo, mientras no lo hagas en voz muy alta nadie va a pensar que estás como un cencerro.

Madrid ha vuelto a su relativa tranquilidad. Será dentro de unos años Rio de Janeiro (nada que ver con la familia de Jesulín, … creo) quien se encargue de organizar la próxima orgia religiosa (esto me ha recordado el chiste de “orden, orden, orden,…”, que por pudor no cuento) y tome el testigo de concentrar a las juventudes en torno a Ratzinger (la rata cantante, este es un chiste políglota muuuuuy malo).

Mi viejo baño se irá hundiendo lentamente en el olvido y, seguramente, llegará un día en que no me acuerde de él ni de aquella caracola convertida en eterno maniquí desvestido.

La Vida continuará, pero espero que sea una vida de calidad y no un sobrevivir a toda costa. Una vida digna. Las familias seguirán metamorfeándose en nuevas formas y configuraciones. Su esencia, para mí, es el amor entre sus miembros que comparten un techo común, bajo el cual también hay sexo, … como en mi familia unipersonal.

Me disculpo, antes de acabar, si la lectura ofendió a alguien. No estoy intencionadamente contra los creyentes, si contra las acciones que pretenden limitar la libertad de los demás e imponer su forma de pensar y sentir.

Paz, amor y buena vida para todos.


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Hello people.

Hi girls!!!

I am not a religious man. No. I do not believe in magical beings. Are you a believer? Have you a god inside you?

Please, show me the way. I want enter in you and find him. If once I can’t do it. I repeat. Again and again.





Please, save me. Don't leave me go to hell... I prefer your heat.

Sinners kisses.