jueves, noviembre 24, 2011

Un nuevo Dia


No se confunda nadie, no voy a hablar del cambio de gobierno en el Estado español. Lo mío es más trivial y, si cabe, más ameno.

Hago una breve introducción, lo prometo será reducida (quiero ir mentalizándome con los recortes que vendrán y para ponerme en sintonía experimentaré con mis escritos).

Hace unos seis meses me cambié de domicilio, ello implicaba cambiar de población. Me fui a la de al lado, más pequeña, pero muy completita en cuanto a servicios. No tengo pudor en decir que es Parets del Vallès el núcleo urbano donde ahora resido, de hecho lo pone en mi perfil de blogger. La zona donde está ubicado mi piso está muy bien por su reportorio de diferentes establecimientos comerciales, por su cercanía a las salidas a carreteras importantes y por hallarse  próximo el transporte púbico. Ojo que tiene uno… o sea yo.

Una de las pocas cosas que eché en falta fue un supermercado de las grandes marcas, mejor dicho, grandes cadenas. Hay planes para que para finales de Diciembre abran un Mercadona, un McDonalds (esté para mí como si no existiese) y unos cines a cinco minutos a pie de mi hogar. ¡Bien!

Dispongo un supermercado a doscientos metros perteneciente a una cooperativa, bueno esa palabra aparece en su nombre “Cooperativa paretense”, pero es caro, bastante caro.

Uno de los productos más caros en Parets de consumo diario es el pan. Desde el principio de mi residencia allí tuve la sensación de que había un acuerdo entre ese supermercado y otras tres panaderías cercanas para mantener el precio de pan elevado, de 90 a 95 céntimos de euros la barra de cuarto (que curiosamente pesa 200 gramos). De este articulo, ingiero una unidad al día. El precio normal en otros sitios fuera de la población, en hipermercados de centros comerciales o supermercados de grandes cadenas suele ser entre 40 y 60 céntimos. Mucho más económico. Me pareció una situación abusiva y me daba un poco de rabia.

La última semana mi sospechada confabulación panadera vio alterada. Han abierto un MarketDia% al ladito de mi casa.  Sí, un Dia% un de supermercado donde el cutrerio está estudiado y planificado, pero en eso me explayaré más adelante.
El efecto en las panaderías colindantes ha sido inmediato. La más próxima de ellas, a primeros de semana lucía un gran cartel amarrillo que rezaba “Oferta. Barra de de pan 0,65 €”. Es un comienzo, creo que las otras no tardarán en aplicar una rebaja de precios.

Reconozco sin excesiva vergüenza que suelo comprar en esta cadena de supermercados. Cuando vivía en Mollet del Vallès, a 5 kilometros de mi actual residencia, lo hacía, y ahora cuando he de hacer la compra gorda, la mensual (que es cada 45 días), cojo el coche y vuelvo a Mollet para hacer acopio de sumistros en un Dia% enorme que hay.     

Hasta hace poco Dia% era la tercera marca de Carrefour, ahora están separados. Tercerá marca quiere decir que están pensados unos clientes con bajo poder adquisitivo. Muchos productos de Dia% y Carrefour son los mismos con diferente embalaje, lo juro por Mariah Carey. No voy a decir que todo lo que haya de marce Dia% sean excelentes productos. No, hay autenticas bazofias. Como en todo, hay que saber que escoger. Así que si que compro ciertos productos de la propia marca blanca con regularidad, pero otros los elijo de otras marcas que me convencen más.

Me considero un comprador humilde, no necesito un lugar con glamour para realizar mis compras, ni me gusta pagar un mayor precio por los artículos de algunas marcas sólo por que tengan nombre más popular.

No me disgusta que la clientela de de estos supermercados sean mayoritariamente inmigrantes, jubilados y gente de escaso poder económico. Hay excepciones, una vez vi una mujer con pelo enlacado y abrigo de piel hacer la compra y marchase en su gran Mercedes negro. En otra ocasión, esta me inquietó un poco, encontré allí comprando al constructor del penúltimo piso que vi antes de decidirme por el que ahora habito, muy sobrado de solvencia no debía ir el hombre.

Los Dia% son unos supermercados cutres, tienen un aura de deprimente. Suelen estar algo sucios, el justo toquecito de mierda. Los embalajes y jaulas de productos suelen estar abandonados en medio de los pasillos. Tienen un aspecto de caos, improvisación y dejadez que no es nada casual. Los uniformes de las cajeras y cajeros se han diseñado con especial mal gusto para contribuir a la sensación que quieren dar de vulgar, de pobre, … de barato. Todo está estudiado.

Yo como buen y asiduo cliente tengo mi tarjeta de la cadena para obtener los descuentos que mensualmente entregan en forma de cupones reutilizable. No suelen estar mal.
No se le ocurra a nadie sacar la tarjeta del Dia% para intentar ligar en una discoteca,… ni en ningún otro lugar del Universo. No es muy útil, ni siquiera los cupones de descuento sirven para eso. Ayudan tanto como el bromuro a tener unas relaciones sexuales placenteras. En general, todo lo preveniente de esta cadena de supermercados colabora eficazmente a hundir la libido y mantener la castidad.

El día 18, día de la gran inauguración no puede asistir. Poseía una gran curiosidad por ver cómo era el nuevo Dia%, pero asuntos personales me lo impidieron. Fue el día siguiente,el Sábado 19, cuando tuve la oportunidad de explorar este nuevo territorio mercantil.

Estaba abarrotado. Ya hubiesen querido Rajoy o Rubalcaba tener tanto público entregado en cualquiera de sus mítines de la pasada campaña electoral. Costaba mucho andar por los pasillos. La decoración de palés por medio con productos pendientes de colocar no beneficiaba en nada el tránsito de la gente.

El sitio no está mal, tiene de todo aunque en pequeña medida. Algún producto que suelo comprar lo eché en falta. Eso sí, importante, tenían horno y por lo tanto pastas y pan.

Una vez recolectados los productos que necesitaba, busqué la cola para pagar y al encontrarla me sentí como Charton Heston al final de “El planeta de los simios” cuando descubre una derruida Estatua de la Libertad sobre en una playa (uys, espero que todos hayáis visto la película ya, si no, ehm… esto… bueno, tampoco es algo tan importante, bah, un detalle insignificante…. Joer, la he “cagao”). Vamos, que estuve a punto de gritar un sonoro “¡¡¡¡¡Noooooooooooooooo!!!!!”.

Unas veinticinco personas formaban una desordenada hilera acompañados por carros o cestos, demasiados repletos en mi opinión. Esta fila estaba paralela a una larga estantería que dividía un pasillo en dos. Al otro lado, un paisaje y fauna similar. Dos colas, dos cajas. “¡¡¡¡¡Noooooooooooooooooooooo!!!!!”.

Me puse al final de la cola, hacerlo en medio hubiese sido más peligroso que cantar canciones de Raphael en una compra de entrada para ver a Justin Bieber, y me dispuse a esperar que llegase mi turno. El pasillo por donde discurría era estrecho y, como es común, tenía estanterías dispuestas a izquierda y derecha. Es fácil que la gente que aun estaba haciendo su compra rozase a los de la cola con su carro, cesto o cuerpo.  A veces teníamos que apartarnos para dejar observar a los compradores los precios que había en los exponedores más próximos o que pudiesen coger los productos que deseaban adquirir.  

Hubo momentos emotivos. Vecinos del pueblo que hacía mucho tiempo que no se veían coincidieron en establecimiento y entablaban animadas charlas. Gentes que ayudaban a otras a localizar el producto ansiado que no encontraban por ningún lado. Sonrisas de complicidad en la cola entre los que pacientemente esperábamos los avances de la fila hacia la caja. Pesé el posible agobio que podía producir la situación, por las estrecheces y nuestra prisa adquirida y asimilada por ser animales sociales, el ambiente era relajado en general. Había quienes, menos armados de paciencia y civismo, al ver la caravana de carros, cestas y personas dejaban abandonado allí en medio su carrito lleno de compra y se iban para su casa o donde les saliese de las gónadas. A estos, una buena amiga, les gritaría “¡¡¡ Cabrones!!!”, aunque seguramente lo haría para sus adentros y sólo les mostrase un intenso ceño fruncido.

Otra gente avispada colocaba su cesto en la cola y aprovechaba para emular a las abejas yendo de estantería en estantería para recolectar los artículos de consumo que necesitaba y posteriormente depositarlos en su solitaria cesta ante los rostros disconformes de los inmediatos vecinos de cola.

Finalmente fueron cuarenta minutos. Cuarenta desde me incorpore a esa cadena humana hasta que puede pagar por mis compras.

Mi curiosidad quedó ampliamente satisfecha y sin más que añadir, aquí  acaba mi experiencia en ese nuevo Dia.

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Hello people.

Hi girls!!!

Last Saturday I was taking part in a massive event. A lot o people together in the same place with a same purpose. I was the inauguration of a new local of a prestigious brand of many high quality products.

Hundreds persons ware there. It was so emotional!!!


Girl, if you want to live a great experience, come with and we will go to shopping  at the MarketDia. You will feel special, different. Everybody shine there.


One thing you can not get there: sex. Sorry, there I am like a weeping willow. 


Cheers!

sábado, octubre 29, 2011

Citas infames


Quién guste de las citas celebres en esta entrada no quedará para nada satisfecho. No va de eso, no va de los grandes o pequeños dichos que desafiando el paso del tiempo permanece en la memoria de la gente… y en los libros. Tampoco va de las frases que nadie recuerda o han sido pésimas desde su pronunciamiento.


El tema de este escrito va de alguna de mis citas y no precisamente las verbales, aunque estás tenerlas también las tengo, si no de aquellas veces en que casi a ciegas quedé con féminas con intenciones afectivo/amorosas/sexuales. Abierto a posibilidades que está uno.


Antes de entrar en materia, por si alguien amante de las citas celebres aun continua por aquí, citaré una de mis frases favoritas

Nada es veneno, todo es veneno, la diferencia está en la dosis.

Ni puñetera idea de quién es, me parece que de un tipo un francés. Da igual. Me encanta, creo que tiene una razón inmensa y un toquecillo paradójico que es lo que más me atrae de ella.


Sí además alguien quedó con el gusanillo de conocer una de mis frases, nada populares, le dejó una que quizá peque de algo machista:
Oliendo lo que comen, no me extraña que las mujeres eviten tirarse pedos.

Nació tras ser golpeado y noqueado por los  perfumes  de lo que algunas compañeras de trabajo calientan en el microondas para aliviar el hambre. No sé si era comida de dieta o realmente les gustaba ingerir esas aromáticas viandas. A mí su olor me tumbaba y conmocionaba.

Lo que contaré pertenece a un pasado con una antigüedad aproximad de diez años. Yo era otro, seguramente no muy diferente, pero si con algunas características físicas y mentales distintas.  Tenía bastante más pelo y poseía un cuerpo ligeramente más atlético, por el contrario mi inocencia era mayor y estaba más verde en general en todo.
Hay un chiste, chiste malo, que me gusta más que por la posible gracia que pueda tener por la verdad que encierra. Más o menos dice así:

Cuando una mujer ha cumplido los treinta, no le importa decir que sí; cuando un hombre los tiene, no le importa decir que no.
Mientras lo escribía he percibido que también tiene un tufillo machista. Si en la entrada anterior acabe mal con los freakies (un saludo, chavales y chavalas, otro Dark Vader y Gandalf, y para los últra freakies de verdad un “Klaatu barada nikto”), en esta será con las mujeres, aunque no intencionadamente. Bueno, de todas formas el impacto en mi vida social no se notará.

Me centro. Comienzo con el tema en sí.

Hace muchos muchos años en esta misma galaxia y planeta, existía yo y estaba sin pareja, ni fija, ni esporádica. Esto es una constante en mi vida como la de Planck lo es para el Universo.

Por aquella época solía frecuentar un chat, seguramente más antiguo que cualquier otro chat que podáis haber conocido. Era el IRC, puede que os suene más su versión latina conocida como IRC_Hispano, era muy sosito, sin monigotes, ni efectos especiales, ni musiquitas. Texto puro y duro y gente con quien compartirlo. Había multitud de canales. Yo solía frecuentar  el de #filosofia, luego me mude a #librepensamiento, que nació de una escisión de los miembros del primero. Pasé buenos momentos allí, se habla de todo y la postura de gente era dialogante y abierta. En ocasiones, recibíamos los “ataques” de algún miembro de #canal_cristiano que básicamente se pasaba a insultarnos y llamándonos “enfermos” y otras lindeces peores. No éramos ángeles y como contrarespuesta también visitábamos su canal y poníamos en tela de juicio diferentes aspectos de la religión católica. No durábamos mucho, enseguida nos quitaban la voz o nos “pateaban” (nos expulsaban de canal), en ocasiones incluso nos ponía un “ban” (una barrera para que no pudiésemos volver a entrar). Eran canales libres para todos, pero los founder (creadores) y administradores podían poner bloqueos de acceso a determinadas personas. Todo este rollo era un poco de culturilla ...no muy útil.

Por mi cuenta, alguna que otra vez también entraba en  #canal _cristiano para leer y escribir, pues también había gente agradable con la que se podía debatir temas en tono sereno y compartir ocurrencias. En el fondo, soy un buenazo, aunque cuando hay que ser malo tampoco lo hago nada mal.

Llegados a este punto, voy a ser poco humilde  y hacerme algo de autobombo. Es decir, voy ser como siempre. Tengo una frase mía, un poco maliciosa, que parafrasea un conocido dicho, la cual dice “la humildad es una virtud,… en los mediocres”. Chulito que es uno. Seguro que si Cristiano Ronaldo la conociese y comprendiese se la tatuaba en sus famosas abdominales.

Me vuelto a ir por las ramas. Estaba yo con el autobombo. Se me da bien el uso de la palabra en los chats (se me daba), se me da muy bien. Mi capacidad para despertar interés en las chicas en estos sitios es inversamente proporcional a la que tengo cuando las he de tratar en vivo y directo. El directo me puede. Con el  teclado, soy rápido de respuesta, ingenioso, original y suelo tener gracia. No nunca he usado técnicas, ni trucos, siempre me he dedicado en especial a cada una con la que he hablado y he improvisado sobre la marcha. Qué la chica sea inteligente y con cierta cultura, amplia el abanico de posibles temas de nexo. Porque los chats, sin llegar a mentir o falsear, te permiten proyectar la imagen de ti que deseas, evidentemente, suele ser la más atractiva. Los defectos se callan hasta que la confianza es mayor e incluso estos también se pueden usar como punto de unión. Realmente, no difiere mucho con el mundo real, ante una persona que desconocemos suele ser la forma normal de actuación.

Un ratito pedante me parece que he quedado. Bueno, hay quien tiene fotos suyas en su propia casa, yo en mi blog, hablo bien de mi cuando quiero. ¡Ea!

Retomo el hilo de la primera cita que os quería relatar. En una de las ocasiones en que visitaba el #canal_cristiano, había una ambiente distendido y agradable, por el “general” (el “general” es el chat común que todos pueden ver, hay también el “privado” donde las conversaciones son uno a uno) comencé a hablar con una chica, esta me seguía las bromas. Sólo hablábamos, alguna gracia y el típico intercambio de información: edad, genero (a veces un “nick”  o pseudónimo no revela si hablas con un hombre o una mujer) y localidad donde se vive (“asl”, lo abrevian quienes se expresan en inglés: age/ sex/location). Resultó que ambos vivíamos en ciudades relativamente próximas (el chat era nacional, incluso había algún latinoamericano en ocasiones) y nuestras edades no eran muy dispares, la suya algo inferior. El sexo, opuesto. No recuerdo bien de qué hablamos, ni siquiera como se hacía llamar.

Me abrió un privado, un canal de conversación único para nosotros dos, y me propuso que nos viésemos en la vida real. Me sorprendió mucho y me pareció extremadamente precipitado…, pero acepté. Acepté tener una cita con una chica con la que tan sólo había intercambiado un puñado de frases y que era asidua a un canal religioso. Era menos cauto o, mejor dicho, más incauto que ahora.

El encuentro fue en Sabadell, ciudad que conozco un poco por haber tenido una pretendida, siglos atrás. Yo fui en coche, ella llegó en tren. Cuando ascendió por la boca de la estación yo ya estaba allí, esperándola. Era maja, algo rellenita, de cabello oscuro y piel muy blanca. A vernos, nos besamos las mejillas con algo de nerviosismo. Decidimos dar un paseo hasta una heladería, que finalmente fue un McDonald’s. Horror de los horrores. Yo qué nunca visito esos sitios, aunque reconozco que esos helados de máquina no están nada mal, si no evaluamos su calidad y valores nutritivos.

Camino a la heladería noté que a veces se paraba al hablar para unos segundos después continuar. Hablamos del chat y de nosotros. Me contó que hacía mucho que no salía, que siempre estaba en su casa. En el McDonal’s parte de su helado cayó al suelo. Parecía nerviosa. También daba la impresión de ser muy tímida. Algo que también me pasa a mí.

Una vez sentados comenzó contarme cosas más íntimas. La última vez que había quedado con un chico se había acostado con él, lo decía con pesar, lamentándolo como un error. Era algo que le había hecho daño. Estaba en tratamiento psicológico y por ello casi nunca salía de casa. Vivía con sus padres. Yo estaba un poco asustado en mis adentros, intentado asimilar la información, me explicaba cosas por las que no le había preguntado, muy intimas. Lo de su tratamiento no era lo que más me inquietaba, mucha gente puede tener una depresión y necesitar sólo algo de cariño, algo de sustento social. No es algo tan trágico. Era la suma de todo lo que me superaba, desde cómo había surgido el encuentro hasta todo lo transcurrido en el mismo hasta el momento.

Yo por mi parte también le expliqué someramente alguna experiencia pasada amorosa y cosas en general de mi vida como gustos y hábitos.

El momento culminante del encuentro fue cuando recibió una llamada de su padre en el móvil  para saber cómo estaba. Bueno, algo relativamente normal hasta que me pasó el móvil y me dijo que su padre quería hablar conmigo. Anonadado me quedé, anonadito. Cogí el aparato y hable con el buen hombre. Él me trasmitió la preocupación por su hija, me dijo que estaba tomando medicación, que había tenido malas experiencias con algún chico y me pidió que cuidase de ella. Yo escuche y le tranquilice. Le conté que tan sólo habíamos quedado para conocernos y tomar algo. Creo que el buen hombre se convenció de yo no era mala gente. Le devolví el móvil a la chica y ella se despidió del padre.

Tuve la sensación que se había escapado de su casa o, al menos, había salido sin el consentimiento paterno.

Tras la llamada no hubo mucho más. Charlamos un rato y luego la acompañé hasta la estación. Allí nos despedimos para no volver a saber nunca más el uno del otro. Ni siquiera por el canal de chat.

El siguiente caso que contaré no fue algo tan rápido. En este caso la iniciativa fue mía y no hubo chat como medio de contacto, aunque si varios pequeños mensajes.

Me había apuntado a una web de contactos, algunos la recordaréis de hace tiempo por su publicidad en televisión, se llamaba LoveLycos y era gratuita. Para daros una idea era como un Facebook a lo pobre donde tenías tu perfil y se podían hacer búsquedas bajo diferentes criterios de otros miembros de web. También se podían mandar mensajes privados a otra gente, normalmente proponiendo un mayor conocimiento mutuo.

Vi una chica que me hizo gracia, me gustó su perfil y como estaba escrito lo que en él había. Su nick que eran “princesa30”. Mala cosa. Yo soy muy poco monárquico, pero tampoco hay que ponerse tan susceptible. Intercambiamos varios mensajes y acordamos vernos en terreno neutral. Ella era de Rubí. El lugar elegido fue Sabadell, en la misma zona que la de la cita que os acabo de contar. Casualidades.

No vino sola, sino acompañada de una amiga, lo cual me pareció muy lógico y precavido. Era una chica guapa con buen cuerpo y vestía para lucirlo aunque no para imponerlo. Es decir, no abusaba de escote, ni de ropas ultra ajustadas, ni de minifaldas encogidas. La amiga más era discreta y tímida en todos los sentidos.

Encontrados, reconocidos y besados los unos con los otros, dispuso “princesa30” ir al Corte Inglés que estaba allí mismo a mirar no se qué.  Acepté. Nunca me ha gustado el Corte Inglés mi estilo de vida más espartano implica otro tipo de establecimientos para comprar, unos más económicos y más humildes. El mirar tiendas, mirar por mirar y curiosear sin más fin que el entretenimiento  tampoco ha estado nunca entre mis actividades, más bien lo detesto. Yo voy a las tiendas con un objetivo, básicamente, sé lo que quiero y cuando lo encuentro lo compro.

Estuvimos unos treinta o cuarentaicinco minutos deambulado entre por la macrotienda, sorteando gente y estanterías, parándonos aquí y allí. Ellas, sobre todo “princesa30”, se movían como pez en el agua.

En esos paseos me contó que era una ultrafan de Mariah Carey. Más que una fan, una imitadora. Le gustaba parecerse a ella y le encantaban sus discos. ¡¡¡Horror!!!.

No soporto a Mariah Carey, no soporto ese estúpido ente qué ha soltado perlas como “el único libro que he leído es La Biblia” o  “cuando veo a los negritos de Africa tan flaquitos, me dan gana de llorar,… con lo que a mí me cuesta perder peso”. Conste que no tengo nada en contra de sus  discos. La chica tiene buena voz. Incluso su versión de “Without you”  me gusta mucho.

Yo no tengo ídolos, no soy fan de nadie, creo que nunca llegaré a ese extremo. Admiro a gente y su obra, me puede también caer bien, pero me considero fan de nadie. Supongo que no va con mi forma de ser y sentir.

Tras la vista a la zona comercial fuimos a un local, una terracita a tomar algo y charlar. Allí consiguió volver a horripilarme. No sé de que hablábamos, el caso es que me mostró sus uñas con dibujitos en cada una de ellas. Creo que eran de porcelana. ¡¡¡Argggg!!! Las chicas las prefiero naturales, con cuanto menos maquillaje mejor. Esas uñas decoradas, y tan poco practicas, según mi juicio de hombre estoico, me parecían el colmo de artificio. Eso sí, podría haber sido peor, podría haber llevado los labios perfilados con laser (no me atraen nada, los veo muy antiestéticos),  … pero eso pertenece a otra cita y otra chica que no tienen cabida en esta entrada.

Abro un breve paréntesis para aclarar que no critico a ninguna de estas chicas por su forma de ser, de vestir o de vivir. Las respeto totalmente, cada uno que haga con su existencia lo que guste mientras no moleste a los demás, pero hay cosas que me repelen, que las veo sumamente incompatibles conmigo. Seguramente son manías mías, quisquilloso que es uno. No sé si es instintivo o prejuicios muy arraigados, no lo sé, pero suponen una barrera que limitan mi interés por personas con ciertas características.

Me preguntó si me gustaban sus uñas y me las ingenie para soltar un “algo” como respuesta neutra que no fuese afirmativa, ni semblase negativa.

La otra amiga era menos habladora, más tímida más “normal”. Hablamos un rato más y nos despedimos.

Tras la cita nos intercambiamos mensajes por la web y volvimos a citarnos de nuevo en un escenario diferente.  Esta vez sería el Parc Vallès, una zona de ocio y en las afueras de Terrassa. Este sitio era algo especial para mí, allí es donde solía quedar con mi primera novia y donde nos pasábamos horas besándonos en mi coche aparcado en el parking. Esa novia me salió mala, muy mala. Es otra de esas historias que menciono para luego alejar del contenido de la entrada, sólo que en este caso creo que nunca la contaré.

Cómo la vez anterior fuimos tres, los mismos. Nos saludamos tras localizarnos y sentamos en una terraza para lo típico, departir e ingerir algo refrescante, era verano. Luego iríamos al cine. En la terraza donde nos sentamos tuve una de las experiencias más agotadoras y sufridas de mi existencia. En este, caso nada achacable a ellas, la culpa fue de mi ignorancia, una mala elección y un exceso de persistencia.

Imaginadnos, ellas, yo, sentados alrededor de una mesa, charlando sobre las grandes intrascendencias de la vida  y yo dirigiendo casi todos mis esfuerzos en poder liquidar un batido de coco con la única arma de una cañita muy estrecha. Para quien no detecte el problema, para quien no sepa al igual que yo ese día la dificultad técnica de la cuestión, le informaré que la consistencia del coco obtura la pajita. Puedes dejarte los pulmones absorbiendo y absorbiendo que la cosa apenas sube (me refiero a la pulpa del coco en el batido, quien haya pensado en otra cosa, pues también acertó, no sube, aunque tampoco era el momento para ello). Creo que ese día lucí en mi cara más colores que un arcoíris. Pero yo, cabezota, no desistí de mi objetivo y finalmente conseguí consumir el batido de coco. Un boca a boca no me hubiese ido nada mal para recuperar el aliento.

En este encuentro hablamos más sobre la amiga y ella misma estuvo más participativa. Llegada la hora de la sesión de cine, no recuerdo cual fue la película, no pusimos en la cola de entrada. Allí “princesa30”, se excusó y desapareció durante unos quince minutos. Supongo que iría a atender asuntos de “palacio30”, preguntar por el estado del “reino30” o simplemente a vaciar el contenido de “intestinos30”. Nos quedamos la amiga y yo en la cola. “Ella es así, suele hacer estas cosas”, a la desaparición se refería la chica tímida. Hablamos de cosas sin mucho tino y poco a poco avanzamos con el resto de la gente de la hilera.

Cuando íbamos a entrar en la sala, apareció “princesa30” a la carrera. Unas risas y unas frases  y elegir asiento. La amiga quedó situada entre “princesa30” y un servidor. Me pareció curioso.

Vimos la película, salimos de la sala, intercambiamos sensaciones y opiniones sobre la proyección, unos adioses, unos besos y para casa.

Todo bien. Normal en principio dentro de las posibles eventualidades que pueden suceder en este tipo de citas. La tormenta vino en los mensajes tras la cita entre “princesa30” y mi persona. Intrigado, le pregunté si lo que realmente quería era que me fijase en su amiga, sí estaba haciendo de Celestina. Le comenté que su amiga me caía bien (al ser más tímida y recatada era, en consecuencia menos “exótica”, y  la veía más afín a mí), que no me importaba que hiciesen ese “juego”, pero que jugasen con la cartas boca arriba. También le explique que eso lo había deducido de lo pasado en nuestro último encuentro y si andaba errado me disculpase. No lo hizo, se enfado, cogió un “real30” cabreo, me llamó unas cuantas cosas poco agradables y ahí concluyeron nuestros contactos.

La última cita que os contaré también tuvo su origen en LoveLycos. Era una chica de Sabadell, no recuerdo que pseudónimo usaba. Intercambiamos unos mensajes y tuvimos a bien vernos en Sabadell, en la rambla.

Vino sola. Fuimos al Café di Roma a tomar algo y charlar,  lo típico. Hablamos de música, a ella le gustaba Mobi, a mi no me entusiasma ese tipo de música, pero cada uno es libre en su sentir y gustar. Me comentó que ella lo que buscaba era una pareja, pareja para toda la vida pues era católica. Con la Iglesia hemos topado. Exigía a su pretendiente un certificado médico que indicase que estaba libre de enfermedades de contagio sexual, ella por su parte se comprometía a lo mismo. Algo poco común, pero muy lógico y precavido.

Mientras conversábamos, apareció una pareja de amigos suyos y la saludaron, por lo poco que entendí que mi citada estaba buscando marido, de los que se obtienen en el altar. No me presentó, ni yo hice ademán que lo propiciase. Se fueron, continuamos con nuestra charla, una vez consumidas nuestras bebidas, pagamos y nos despedimos…  para siempre.

No fui yo el elegido. Aunque teníamos gustos y formas de pensar muy dispares no me cayó mal, tenía un propósito e iba a por él con claridad y perseverancia. Era franca desde el principio. Quizá lo que más chocó de ella y aquel encuentro es que tuviese una metodología  y requisitos para buscar el amor, el amor de por vida. Supongo, que en el fondo, todos hacemos algo parecido pero sin tener tan claro que queremos, ni el camino a seguir para conseguirlo.
  
He tenido más citas de estas, no acertaría dar un buen número. Ha habido otras así de estrambóticas, unas pocas quedaron en simples plantones (unas impresentables). Algunas de las chicas me gustaron mucho,  otras ni las recuerdo.  

Lo he relatado en tono de broma, resaltando, que no aumentando, las peculiaridades de mis parejas de encuentro. Muy posiblemente, si ellas escribiesen una entrada de este tipo, podrían haberme incluido entre la “gente rara”, aunque, sin duda,  lo contarían de forma mucho más escueta.

Cada uno es como es con sus gustos y sus manías, con sus virtudes y rarezas, con sus atractivos y extravagancias. No todos valemos para todos y hay quien es más selectivo respecto a los demás. Yo soy de los que perdido en el desierto y medio deshidratado, si encontrase una lata de CocaCola pasaría de ella, a mi me gusta la Pepsi,… aunque según en qué circunstancias hasta bebería agua sucia de un charco, … siempre y cuando no contuviese CocaCola.

Estoy seguro que habrá quien adore a esas chicas, incluso quienes las consideren las mujeres ideales. No es mi caso. Como tampoco hay ninguna que me haya querido lo suficiente para querer compartir un gran tramo de su vida conmigo y además dispusiese de la perseverancia y voluntad para llevarlo a cabo.

Dejé de querer tener citas porque siempre le ponía más ilusión y esperanza de las que debía, y eso no es bueno, se acaba pagando un coste emocional.  Era entonces era inmaduro, estaba menos vivido. No sé si ahora sabría hacerlo de forma menos sensible. Quizá no tarde en averiguarlo. Estoy replanteándome retomar ese tipo de encuentros por lo que dice una vieja cita:

    No es bueno que el hombre esté sólo

La cual no me atrevo a decidir si es machista o todo lo contrario, supongo que según se mire. Os dejo el trabajo para vosotros que yo ya he escrito suficiente por hoy.
    

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Hello people.

Hi girls!!!

I have been an unlucky boy in love. Yes. Believe it. Women don’t know my great skills. Women don’t look for me.

I can understand it. I am shy man… but I have a hidden pearl inside.
Do you want discovery it?
Do you want know all I can you make it?
Do you want be the happier women at world?
I am here. I am waiting you.
Come with me. Soon.

A ton of kisses.

lunes, septiembre 19, 2011

No me mola Valinor


Posiblemente esta será la entrada más freaky que he escrito jamás... y me aventuro a determinar que también será el texto más freaky que haya escrito nadie en su vida en cien metros a la redonda de donde ahora se alojan mis posaderas. No aumento el radio porque gente “rara”  hay patadas.

Bueno, preámbulos fuera. Al turrón.

Sin duda todos conoceréis la saga de películas de “El señor de los anillos” (para los que no les suene les adelanto que no se refiere a M.A.Barracus del “Equipo A”, ni trata es de temática gay,… bueno, puede que un poco sí).  Son tres y sus títulos en orden cronológico los que siguen: 

“La comunidad del anillo” (casi tan problemática como una vecinos)

“Las dos torres” (nada que ver con el 11-S, ni el patrimonio de algunos políticos)

“El retorno del rey” (no va de las operaciones de Juan Carlos I de Borbón)

 Las películas están basadas en el libro “El señor de los anillos” escrita por J.R.R. Tolkien. La historia, de la que no  voy a hablar, que para eso está el libro (además es un libro gordo, ideal para aquellos que presumen de haber leído “Los pilares de la tierra” añadan otra pieza a su lista de grandes esfuerzos lectivos) o la adaptación cinematográfica (un tanto libre en algunos puntos), sucede en un mundo fantástico diseñado y ricamente adornado por el autor. Este mundo bebe mucho de la mitología nórdica y adopta a varios de sus seres mágicos.

Tolkien escribió previamente otros dos libros:

“El hobbit” (el mejor para comenzar a leer este autor, y no es un libro “tocho”) del cual pronto saldrá la película, aprovechando el tirón de las anteriores. Como “El señor de los anillos” es un libro de aventuras pero más ameno y ligerito.

“El silmarillion” es una colección de historias y cuentos que suceden en el mundo fantástico ideado por Tolkien y abarcan desde su creación hasta donde acaba “El señor de los anillos”. No es un libro fácil de leer y puede resultar algo confuso al comienzo y mucho al final por la gran cantidad de nombres, seres, lugares y épocas que aparecen. Aun así, yo recomiendo su lectura, sobre todo, si se ha leído previamente alguno de los otros dos. En mi opinión, algunos de estos cuentos darán, en un futuro no demasiado distante, su salto al cine. Muchos de los fanes más acérrimos de Tolkien creen que este libro es un “palo” y recuerdan su lectura como una gran gesta. Yo me lo leí dos veces y seguro que habrá una tercera, no obstante reconozco que la primera también me costó un poquillo. Es un libro muy rico.

Bueno, ya casi estamos situados donde puedo comenzar explicar de qué va esta entrada, como siempre he dado alguna vuelta más de las necesarias. Vamos allá. Agárrense los machos.

Varias historias de “El silmarillion” mencionan un lugar llamado Valinor, que es la tierra donde viven los valar  y altos elfos. No confundir con los elfos normales (o elfos de la Tierra Media, una gran región donde vivía la purria, entre ellos los humanos) estos son la élite de los elfos.

Los valar eran dioses, al modo de los dioses griegos o romanos, donde cada uno se encargaba de cuidar su tiesto y no intentaba mear fuera de él. Uno controlaba el viento, otro cuidaba el mar, había quien se preocupaba de la tierra, quien de la Naturaleza, etc,…. Fueron los constructores del mundo junto con otro valar caído en desgracia, Melkor, un chico muy malo que fue desterrado a vivir en zonas tenebrosas, pero a él la oscuridad le gustaba y formaba parte de su fuerza. El mozuelo salió rarito, discreto y muy resentido.

Los altos elfos son unos pijeras muy lindos ellos, muy preciosos, delgados, de cuerpos esculturales tirando a enclenques. Todo lo hacen bien y encima son inmortales en la medida en que no envejecen nunca. Al lado de los dioses parecen unos mediamierdas, pero respecto a los humanos, que eran algo brutotes, tienen innumerables ventajas y superioridad. Suelen ser trabajadores aunque bastante “snobs”. Unos auténticos creídos. Los Beckham podrían ser perfectamente altos elfos, si el paso  del tiempo no se fijase en ellos. ¿No sé si se ha notado, los altos elfos me dan un poquito de tirria?

Me estoy desviando. Valinor, la tierra de los valar y los altos elfos, estaba en Arda, el mundo, planeta o como se guste de llamar. Arda desde el principio de sus tiempos ha sufrido las pugnas del bien y el mal por imponerse, por poseerla y controlarla. El bien estaba identificado con la luz y la claridad, el mal con la oscuridad y las tinieblas. Varios han sido los inventos para iluminar los territorios e impedir el avance las criaturas oscuras, muy fotosensibles ellas. No voy describir todas las formas de alumbrado público que existieron, sólo una, aquella por la cual esta entrada tiene sentido. De verdad de la buena, os prometo que tiene sentido. Al menos, un poco.

Tras una dura batalla y perder los faros existentes, toda Arda quedo más oscura que la posibilidad de que Angelina Jolie me pida para salir y tener sexo salvaje mañana. Una de las diosas que habitaban el Valinor, plantó dos semillas sobre una colina y las regó con sus lágrimas. Allí nacieron dos preciosos árboles, uno de oro y otro de plata que desprendían luz dorada y argenta respectivamente. Su nombres eran Laurelin y Telperion. Tal era la luz de estos dos faros que iluminaba casi toda Arda. Una maravilla, un gozo, un orgasmito ver esos luceros. A los seres de la oscuridad no les hacía tanta gracia, pero los demás estaban encantadísimos. Es lógico. Qué gran fortuna la del nacimiento de los dos arbolitos.

Pues no. Una cutrada cansina grande como un cachalote obeso. Tengo pruebas. Sí, sí, tengo pruebas de ello … y sin necesidad de ir a Pijilandia, perdón, Valinor. Dadme tiempo y lo demostraré ante este jurado,... digo lectores con criterio.

Hace unos meses tuve mi particular batalla contra la oscuridad. Anticipo que gané yo. Las tinieblas amenazaban parcialmente el mundo donde se crean mis sueños, la habitación donde está mi cama, y aunque estos prefieren la ausencia de luz para una mejor proyección, el riesgo de partirme las espinillas al acceder a mi lugar de descanso habitual me disuadía de que esa situación se perpetuase en el tiempo. Por otro lado, si las pelusas que habitan bajo mi cama habiendo luz se reproducían a un ritmo alarmante, con total oscuridad se pasarían el día, bueno la noche, de constante orgia. Al final, seguro que me echaban de casa como si fuesen una manada de critters.  

Concretando, se me fundieron las bombillas que tenía en la lámpara del techo y tuve que reemplazarlas. Pero no tenía dos iguales, sí dos diferentes. Una emitía luz blanca y la otra amarillenta. ¿A qué ahora todo comienza a tener algo más de sentido? Estoy seguro, muy seguro, que si algún freaky (de esos que desearán encarecidamente mil muertes para mí a la conclusión de este escrito) lee esto, está pensado en hacer lo mismo, poner una bombilla de cada tipo y hasta puede que le parezca la ocurrencia más genial que ha oído en mucho tiempo. ¡¡¡Menudo “colgao”!!!, dicho esto desde un profundo respeto, obviamente.

Dada mi carestía de bienes lumínicos y que una bombilla no era suficiente herramienta para mi lucha contra las tinieblas, pues estás distaban mucho de parecerse a las aguas de Galadriel (esto es para contentar a los freakies y apaciguar su futura irá), unas agüitas que emitían una luz y FrodoBolsón (el protagonista de “El señor de los anillos”) uso a modo de linterna guardándolas en un frasquito trasparente, decidí poner esa curiosa combinación en blanco y amarillo orín en el techo de la habitación. He aquí como quedó:



Tarde unos días en darme cuenta de un curioso fenómeno, días y noches para ser más correctos. Alego en mi favor que al despertar y la hora de invadir la cama, únicos momentos en que hacía vida consciente en la habitación, mi lucidez y sentidos andaban algo mermados.



Primero era una sospecha de que algo iba mal. Pensaba que era mi vista que estaba cansada o, peor, que esta había sufrido una degradación física. Luego, me invadió una sensación algo más inquietante, como de una presencia extra en aquella estancia. Tranquilos, os adelanto que nadie de Valinor se me había metido en el piso de polizón, sobre todo porque evidentemente no tiene la clase ni categoría suficiente que precisan en su hábitat. Mi casa les podía atraer tanto con a Victoria Beckham una ristra de ajos … españoles.



Pasado el desconcierto inicial, invite a la razón a intervenir y me puse a analizar que ocurría. La sensación era de que los volúmenes de las cosas estaban alterados, como si todo estuviese deformado pero sin realmente ser así. No es fácil de explicar. Creedme cuando os digo que me generaba una sensación de inseguridad y vulnerabilidad. El mundo había variado ligeramente para mí en esa zona de mi casa. Creo que lo describiré un poco mejor si digo que era similar a ver a una película en 3D (las cuales aborrezco, pero esa es historia que será contada otro día) sin gafas y donde los focos no son demasiado potentes. Eran bombillas viejas, de pocos vatios, que no bajo consumo, quizás por eso era más una sensación interna que de los propios sentidos. Publico unas fotos que serán más ilustrativas que mis torpes palabras.




Finalmente concluí que eran las dos jodidas bombillas. Satisfecho mi intelecto y despejado el misterio, ahí las dejé.



En honor a la verdad (ufff, qué humos de intento de grandilocuencia tiene esté comienzo, coño, parezco un político), he de decir que los árboles de Valinor no estaban siempre resplandecientes a la vez. Cada uno brillaba siete horas y descansaba cinco. Estaban desfasados formando un ciclo de luz de doce horas entre ambos. Había dos momentos, dos horas, donde la luz que emitían de ambos (a media potencia) coincidía y se producía el mismo efecto que en mi habitación.



Lo de los arbolitos de Valinor, es muy bucólico muy bonito, pero un autentico coñazo. Ahora luz clara, ahora luz amarilla, ahora todo con dobles sombras y a ver como si estuvieses borracho o componiendo “Lucy in skywith diamons”. Ningún momento de oscuridad para dormir un poquito a gusto. Lo siento, pero no me mola Valinor. Lo he dicho. Tolkien tiene muchas cosas buenas, pero con los arbolitos la cago un poco, mejor dicho, la cagó miserablemente. Menuda chorrada que se le ocurrió. Seguro que en su casa no tenía una iluminación tan peculiar como la que se inventó. ¡¡¡Papanatas!!!


A estas horas todos los freakies que hayan leído hasta aquí ya habrán desenvainado sus espadas imaginarias y estarán preparándose para proporcionarme una constructiva paliza. Lo siento chicos… y chicas (que también las hay), aquí el amigo J.R.R. no anduvo fino, desde mi punto de vista, y no me haréis cambiar de opinión ni aunque me apuntéis con una estrella de la muerte.

Espero que, además de para hacer nuevas amistades, esta haya sido una entrada instructiva para la vida real. Finalizo con un video de un grupo, “La dama se esconde” que gustan mucho y que eran freakies antes que los freakies existiesen y se popularizase el termino americano. Esta gente cantaba a la Tierra Media de Tolkien en los 80.



Ya está se acabó, sí, eso era todo.

Sed buenos, mis tesssssssssssooooorosssss.


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Hello people.



Hi girls !!!



I am a fan of fantastic stories. I like the magical worlds and science-fiction. Yes, I can tell you a little secret. I can whisper it… “I am a freaky”. Shhhhh.



Sometimes I dream to be a gallant and brave paladin that keeps you safe of this mad world. Only you are important. My life has no meaning without you.

I am your paladin and you my lady...



Do you want to see my sword? Or better, my huge lance?...







 Charmed kisses.


jueves, septiembre 01, 2011

La caracola del baño y el Papa



En el baño de mi antiguo piso había una caracola, una caracola de mar, descansaba sobre pequeña estantería que sobresalía del espejo. La pobre función de que cumplía era puramente estética. La puso en algún momento, muchos años atrás, mi madre y yo, generalmente, poco predispuesto alterar la configuración del Universo, la mantuve ahí. Salvo cuando tenía que limpiar, lo cual me obligaba a levantarla y para poder pasar un paño húmedo por el estante, no le prestaba la menor atención.

He hablado en pasado y debo corregir, la caracola aun sigue allí, en un baño a oscuras, donde su belleza inerte permanece oculta perpetuándose a través del tiempo. Soy yo el que abandono aquel hogar, como algún día el huésped (y constructor) de la caracola abandonó la suya (seguramente de forma forzosa).

En estos últimos días, he estado reflexionando sobre ella y su ubicación. No es tan extraña pues en otros hogares otras caracolas, conchas, esponjas y estrellas de mar ocupan similares localizaciones. Pero mis inquietudes al respecto iban hacía el porqué. El fruto de tales devanados mentales ha sido algunas ideas que os expongo ya mismo.

El vínculo entre la caracola y el baño sin duda es el agua, podría estar en la cocina o el lavadero donde también hay agua, por lo que hay sumarle que en el baño es un lugar donde nos cubrimos de de agua, donde inconsciente e inintencionadamente emulamos a la vida pasada de la caracola.

El agua, símbolo de vida. A la caracola también se le puede asociar una simbología: el hogar, la casa. Juntar  ambos conceptos nos deriva en otro adicional: la familia.

Madrid, la Madrid de “del Madrid al cielo”, se ha visto invadida hace unos días por las Jornadas Mundiales de la Juventud, un conjunto de actos horrorosamente abreviados como" JMJ". Hay que indicar que ni eran jóvenes todos los que estaban, ni estaban todos los jóvenes. Ha sido más bien una macroconvención de gentes de creencias cristianas de todas las edades, entre las cuales abundaban los jóvenes de muy diversas nacionalidades.

Dichas jornadas, como todas las que se han celebrado hasta ahora, ha contado con la presencia del Papa de turno, en este caso Benedicto XVI o “Benedicto, equis uve palito” como gritaban las juventudes.Llevo varios días con agujetas en la vergüenza ajena tras contemplar estos “simpáticos” cánticos.

Benedicto  es un hombre poderoso, sin duda. Máxima cabeza visible de la Iglesia, organización de carácter ideológico que posee inmensas riquezas (¿Cuál será la prima de riesgo del Vaticano? ¿Y su deuda soberana?) repartidas por todo el mundo.  Tiene cientos de millones de seguidores, sino son miles. Es decir, un montón muy grande de gente, pero que muy grande.

El Papa es el emisario en la tierra del dios católico apostólico y romano. Aunque yo creo que su relación no es muy buena. Un jefe no tiene que ser  muy buena gente cuando se dedica subir la calefacción a tope en verano y luego tirarle un cubo de agua fría en medio de un acto público a su representante y  los fanes allí congregados. Eso está muy feo, mucho. El dios del Papa, primero les tuvo horas y horas bajo un sol incinerarte para luego soltarles una húmeda demostración de diluvio. A mi juicio que algo mal va en esa empresa, lo mismo es falta de comunicación y respeto mutuo. Tiene toda la pinta de un caso de “mobbing”.

No me deja de resultar chocante que a un hombre con tanto poder todo el mundo le trate como a un delicado niño corto de entendimiento. He visto en la televisión a autoridades y gente normal también que se dirigen al Papa y todos ellos van con amplias sonrisas, gestos cuidadosos y un hablar lento y pausado. Sobreprotegiéndole de un mundo que en gran parte el domina.

No sólo el Papa  (¡¡¡ Benedicto, equis uve palito, Benedicto, equis uve palito!!!) realizo varias intervenciones ante los fieles, previamente monseñor Rouco Varela estuvo calentado motores. Una vez más defendió la vida y la familia, el modelo de familia cristiana, que precisamente él, por la profesión que ejerce, no comparte.  La familia donde ha de haber un papá (hombre), una mamá (mujer)  y todos los hijos que puedan salir del fruto de a su amor mutuo. Dos condiciones tiene:
 el matrimonio es para toda la vida
y sólo podrán practicar sexo (o hacerlo bien) con la única finalidad de la reproducción

La familia cristiana es el ladrillo con el cual se ha construido la sociedad que ahora tenemos.  No digo yo que esté mal, pero hay familias y familias. Familias que se apoyan y que se quieren y familias que son cadenas perpetuas convertidas en una condena de sufrimiento y dolor.

Ese es el modelo, el único que la Iglesia acepta, el único que les mola.

Mi familia inicial u original cumple con los requisitos de la familia católica tradicional en cuanto a su composición y que todos nos queremos. Pero cuando estamos juntos somos un grupo de extraños que poco tiene que contarse. A penas compartimos cosas, a penas hablamos de nada. Somos una panda de sosos a los que lo único que les une son unos lazos de sangre y un sentimiento mutuo de querer, el cual, en muchas ocasiones, no impide que nos enfademos los unos con los otros por nimiedades.  Esto también debería haberlo contado en pasado.

 Desde hace quince años vivo sólo. Me independice porque ese ambiente, y otras cosas que me callo, era para mí asfixiante.  Me fui también con la utópica ilusión de algún día formar mi propia familia, una familia más ideal que incluso tuviese algo de eso que llaman felicidad. De momento, pertenezco al grupo de familias no tradicionales, que son cada vez más numerosas. Concretamente modelo unipersonal. 

Rouco y el Papa insistieron en su mensaje de la vida por encima de todo. No al aborto, no a la eutanasia. Da lo mismo que vida sea, aunque sea una existencia colmada de dolor y sufrimiento para quien la padece y los que le rodean. La vida debe continuar. Debe ser que el aforo del cielo, o el infierno, está completo y es mejor esperar a este lado.

No deja de ser llamativo el hecho de que con unos actos más discretos y menos faraónicos se hubiese ahorrado un dinero que podriase haber empleado en salvar vidas. Unos ejemplillos son el suministro de preservativos para evitar el contagio del SIDA o paliar la hambruna del  “cuerno de África”, tan presente en los medios actualmente. Puede ser que hayan unas vidas más importantes que otras, unas vidas más sagradas.

Los jóvenes y no tan jóvenes que asistían a estas jornadas durante el día tenían las noches para cambiar un poco la actividad religiosa por otra más común, lúdica y festiva entre la juventud en general: el botellón. Muchos durante el día empapaban su alma con los mensajes del Papa y por la noche era el alcohol quien los transformaba en paposos. Yo como persona nada creyente en dioses y menos consumidor de bebidas espirituosas, no sé decantarme por qué  estado puede ser más dañino para un individuo y su entorno.

Volviendo a los mensajes lanzado por Benedicto XVI (horror, aun tengo en cabeza la cantinela del “equis uve palito”) encargó a sus huestes que evangelizasen al resto de los jóvenes. Yo creo que afortunadamente estoy a salvo, por la edad sobre todo. No obstante, un poco de miedo me da la posibilidad de que algún día en una discoteca (a las que no suelo ir) un chica empapada de Papa y paposa me proponga un “ménage à a trois” entre ella, su dios y mi “body”. Y es que la carne es débi l (… o era “devil”).

Curiosamente, aunque el Papa mande a sus chicos a desparramar su mensaje por el mundo, pide respeto a sus creencias. Qué nadie les diga cositas feas sobre su fe y sus credos. Ellos tienen una religión y hay que respetarla. Es decir, que aunque te llenen el barrio con sus panfletos, no aceptan publicidad de otros. Me parece una postura muy integrista y algo arcaica para los tiempos que corren.

Lo que más gracia me hizo de los parlamentos de “Beni” (es lo malo cuando te ponen tanto a alguien en la tele, se le acaba cogiendo confianza), el cual lucía unos monísimos zapatos de Prada, fue algo que dijo del tipo “No se puede seguir a Jesús a solas”. Inmediatamente me surgieron varías preguntas y reflexiones al respecto.
-          ¿Tan peligroso es Jesús?
-          ¿Si descubre que le estás siguiendo te da una buena somanta de ostias (sin hache)?
-          ¿Seguir en masa a Jesús no se considera acoso?
-          ¿No tiene derecho a la intimidad Jesús? Todo el día hablando de si hizo esto, hizo tal, porqué dijo aquello o qué pretendía con lo otro. Son peor que el Sálvame de Luxe, La noria o cómo se llamen esos programas que dan a todas horas en Telecinco donde unos cuantos “iluminados” hablan, interpretan y discuten sobre Fulanito o Menganita y todo lo que le concierne. Es que esto vende. El morbo vende.
-          ¿Tan complicada es la religión que necesita unos guías de forma constante?
-          ¿Es tan mono el culo de Jesús que invita a seguirle y observar cómo se contonea al andar?

Está última recomendación me recordó a la SGAE. Parece que la Iglesia dice “eh, compra sólo religión de la Iglesia S.A. No compres religiones piratas… y sobre todo no se te ocurra hacerlo tú en casa”.  Desde un punto de vista ajeno (el mío), yo desconfiaría. Esto de la religión tan reglada a mi no me estimula mucho, sobre todo cuando hace unos Juan Pablo II (palito – palito), de profesión Papa, en la actualidad difunto y santo,  dijo que el infierno no era un lugar sino un estado de ánimo. El cielo y el purgatorio, también. Al año siguiente el actual Papa,  le contradijo indicando que el infierno es un lugar que existe y es eterno. El infierno, el mismísimo infierno con todo lo que era él y tras tantos siglos de atemorizar a los pecadores lo dejaron reducido a la casi nada, para luego aprovechar y recalificarlo. Vamos, que el diablo creo que anda entre los indignados reclamando un una vivienda y apoyando a los grupos antidesahucios con un cabreo mayor que el de José María Ruiz Mateos.

De estos días pasados cargados de emoción, sentimiento y fervor religioso lo que más me acojono fue el día después. Una vez que el Benedicto XVI y toda su troupe se marcharon, aun quedó una sombra, una estela confesional, unos actos que me asustan y mucho. Los “kikos”. No son demasiados conocidos, se denominan “neocatetucumenos” (seguidores del camino neocuatecumenal),  simplifcado (afortunadamente) “kikos” por su fundador  Francisco (Kiko) Argüello.  Son un millón y medio de adeptos adictos (en todo el mundo, pero sobre todo en Brasil) y abrazan las posiciones más arcaicas y radicales del catolicismo. Son una secta de piramidal con un descarado interés por el dinero de sus miembros (10% del sueldo) que están consentidos y protegidos por la Iglesia. Ah, y son defensores a ultranza de la familia, la familia clásica católica, por supuesto.

La vida, la familia y si vas la iglesia (recuerden “no acepten imitaciones, sólo las iglesias autorizadas aseguran una experiencia 100% religiosa católica.”) puedes hablar con el jefe del Papa (hace todo tipo de milagros, en los relacionados con el clima aun le falta dominio, pero a veces lo borda), la virgen (hay un rico abanico de vírgenes a elegir, increíble en los tiempos que corren, donde el afán de convertir los niños en adultos suprime su adolescencia), los santos y los beatos (de estos, la colección es más grande todavía y se renueva con frecuencia, oiga), Jesús (que aquí no te dará la espalda, así que no le podrás seguir ni mirarle el culo) y el espíritu santo (del que todo el mundo pasa porque los de marketing no lo promocionaron demasiado bien ¿Quién quiere hablarle a una paloma sin llevar una bolsa de plástico en la cabeza y vestir una bata de guatiné?).

Mi viejo cuarto de baño y su inmóvil inquilina conceptualmente también representaban la vida y la familia. Ah, y si teponías la caracola en el oído se podía escuchar el mar (bueno, si te pones un tapón de desodorante ocurre igual, aunque no es tan bucólico), se podría decir que el mar te hablaba y si deseas le puedes contestar, total, estás en el lavabo sólo, mientras no lo hagas en voz muy alta nadie va a pensar que estás como un cencerro.

Madrid ha vuelto a su relativa tranquilidad. Será dentro de unos años Rio de Janeiro (nada que ver con la familia de Jesulín, … creo) quien se encargue de organizar la próxima orgia religiosa (esto me ha recordado el chiste de “orden, orden, orden,…”, que por pudor no cuento) y tome el testigo de concentrar a las juventudes en torno a Ratzinger (la rata cantante, este es un chiste políglota muuuuuy malo).

Mi viejo baño se irá hundiendo lentamente en el olvido y, seguramente, llegará un día en que no me acuerde de él ni de aquella caracola convertida en eterno maniquí desvestido.

La Vida continuará, pero espero que sea una vida de calidad y no un sobrevivir a toda costa. Una vida digna. Las familias seguirán metamorfeándose en nuevas formas y configuraciones. Su esencia, para mí, es el amor entre sus miembros que comparten un techo común, bajo el cual también hay sexo, … como en mi familia unipersonal.

Me disculpo, antes de acabar, si la lectura ofendió a alguien. No estoy intencionadamente contra los creyentes, si contra las acciones que pretenden limitar la libertad de los demás e imponer su forma de pensar y sentir.

Paz, amor y buena vida para todos.


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Hello people.

Hi girls!!!

I am not a religious man. No. I do not believe in magical beings. Are you a believer? Have you a god inside you?

Please, show me the way. I want enter in you and find him. If once I can’t do it. I repeat. Again and again.





Please, save me. Don't leave me go to hell... I prefer your heat.

Sinners kisses.