miércoles, noviembre 14, 2012

Previsiones, necesidades y mucha mierda




Suelo ser una persona previsora. No me gustan las sorpresas. Si vieseis ahora mismo mi despensa  (es decir, mi acopio de productos varios necesarios para la subsistencia), que  está repartida por distintos huecos del piso, es posible que os sorprendiese la cantidad almacenada de cada producto. Por poner algunos ejemplos (tened en cuenta que vivo solo)
   - 24 tetra-brick de leche
   - 40 paquetes de galletas de 100 gramos
   - 24 latas de refresco de cola
   - 6 litros de gaseosa
   - 12 rollos de papel de cocina
   - 30 rollos de papel higiénico extra largo
   - etc...

Creo que soy previsor y acumulador porque suelo sufrir falta de acción o pereza. Me explico mejor a continuación.

En el cuarto de baño es donde guardo el papel higiénico, bajo la pila, encima de un armario pequeño. El lugar queda enfrente de la taza del vater, de modo que las existencias de tal bien de primera necesidad  quedan ,inevitablemente, a la vista.

Cuando tengo que ejercer mis funciones excretoras de sólidos (cagar, dicho de forma más resumida), siempre me encuentro enfrente a mis reservas. Semana a semana veo como van disminuyendo, como cada vez se va reduciendo lo que tengo y siempre pienso tengo que ir y comprar más, pero nunca lo acabo haciendo.

El día que no hay más rollo que el que cuelga en la pared, ese pensamiento duele porque aunque tengo la certeza de que la necesidad es imperiosa y que es urgente que haga algo, soy también consciente de que me olvidaré, de que pasaré y que ocurrirá lo que no me gustaría... Aun así, albergo la tenue esperanza de que por magia o divino milagro (y eso que soy ateo hasta en las pelotillas del ombligo) se solucione y no pase.

Y llega el fatídico (y fétido por añadidura) día. En la pared sólo reposa un reseco tubo de cartón. Ha pasado, ya no estás a tiempo de hacer nada, ahora sólo puedes sufrir las consecuencias, seguramente empeoradas por tienes que hacer algo importante e urgente, ... y no puedes, ya no puedes, porque estás sólo en esto.

Todo se ha trasformado en una gran mierda...

Hoy hay huelga, Huelga General, una nueva oportunidad para hacer algo antes de que se acaben nuestros derechos. Antes de que todo se vaya a la mierda.

Cuando digo "algo" no digo hacer huelga, yo sí la hago, pero es mi decisión. Con "algo" quiero decir expresar de alguna forma nuestra indignación y desacuerdo por la situación que estamos viviendo y por las pobres y clasistas soluciones que se están tomando para intentar poner remedio.

"algo" puede ser ir a una manifestación, hacer huelga de consumo, no comprar en grandes superficies, donar alimentos al banco de alimentos, colaborar con una ONG, cualquier cosa que ayude, que rompa nuestra perezosa rutina.

En mi caso particular, como he dicho, realizo huelga y sufriré un latigazo económico. ¿Qué le vamos a hacer? Saldré un poco menos, abarataré mi ocio, acortaré gastos para que me sea lo más leve posible su impacto.

Esta tarde asistiré a una manifestación... Pese a que la convoquen los sindicatos. Pese a que puedan usar mi asistencia en favor.  Pese a que no soporte a los imbéciles que tiran petardos y que no conocen otra forma de expresión que el ruido y el estruendo. Pese que odie a los plasta con megáfono y menos originalidad que los Milli Vanilli. Pese a que me duelan los pies (creo que tengo un juanete en desarrollo más "tocahuevos" que la prima de riesgo). Pese a que acabe agotado.  Pese a todo eso y más, iré.

No me gustan los sindicatos. No me gustan los actuales sindicatos. Me no me gusta compartir calle con ellos, procuraré guardar las distancias, pero en este caso el objetivo que nos une  es común, y el "enemigo" (sin contar los policías con feos tics nerviosos en el brazo que sujeta la porra) no pisará nuestro mismo asfalto que nosotros. Estará lejos resguardado tras sus despachos, tras sus fuerzas del orden, tras su medios de comunicación, tras su poder económico, tras nuestra debilidad, nuestra fragilidad, nuestros miedos. Pero poco a poco nos podemos ir acercando, primero que nos cuenten, aunque digan que somos una decima parte de los que somos. Luego, que oiga nuestros gritos, qué escuchen que decimos. Que tome conciencia de que somos nosotros quienes le mantenemos. Que las cosas pueden y han de cambiar.

Me desviado de tema que quería abordar. Decía que no me gustan los sindicatos actuales, más bien, no me gusta la gran mayoría de la gente que los componen, no me refiero a los socios de base, si no a los sindicalistas. Aquellos que forman parte de un comité de empresa y "nos" representan.

Conozco individuos (sindicalistas) y ninguno tiene nada de bueno. En general, se pueden dividir en dos grupos, que,  en ocasiones, pueden fusionarte en uno sólo.
- Está el típico vociferador, de gran ego y pequeño cerebro, todo impulso, nada reflexión, que se ha metido en un sindicato para enmascarar ganas de bronca y aliviar el ansia y anhelo de alguien le preste un poco atención.  
- Está el listo que se apunta por las ventajas de formar parte de un comité, menos trabajo, más protección, cierto poder y ciertos beneficios. Sólo se preocupa de si mismo y de su culo. Como mucho hará el paripé de que le preocupan los demás.

Desteto a esa gente que se creen la voz de la razón, sin más razón que la de ellos mismos lo creen. Esos que se quieren imponer y limitar tus libertades. Esos de insulto fácil y presta violencia. Esos que son los primeros en formar piquetes violentos. Esos que blandiendo la excusa del derecho a la huelga limitan el derecho al trabajo. Porque hacer huelga es una decisión personal y cada uno tiene sus motivos y razones para decidir sí hacerla o no. Y qué donde no lleva el discurso moderado e informativo para intentar modificar una opinión no llegará nunca el insulto, el golpe o el empujón.

Una cosa tengo clara. La proporción y distribución de imbéciles, botarates, descerebrados y caraduras no atiende a edades, sexos o demográficas. En todas partes hay el mismo número. Aunque es posible que el poder los atraiga como la mierda a las moscas. Sí, esta está siendo una entrada en el blog muy escatológica. Siento usar este triste recurso enfatizar el texto y darle más potencia.

En el gobierno, en las direcciones de las empresas, en los bancos y en cualquier otro grupo de poder están, pero también se encuentran en los sindicatos, organizaciones sociales y el pueblo en general. De indeseables andamos sobrados.

Me gustaría acabar con un mensaje positivo, pero no lo voy a hacer. Voy a traer de nuevo a vuestras mentes una incómoda imagen.

Se está acabando el papel, lo estás viendo. Haz algo antes de que todo sea una gran mierda y no te la puedas quitar de encima.

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Hello people.

Hi girls!!!

Oh!
Shit!!!  
Running out toilet paper!!!

Better, I write another day. Arggg,

Kisses, kisses,...

jueves, julio 26, 2012

Sarampiones



España ha ganado la Eurocopa de Selecciones de Futbol Masculino. Enhorabuena.

España en la final se impuesto con soltura y superioridad durante casi todos los momentos. Enhorabuena.

España es la mejor. ¡La mejor! Todos somos ahora mejores, todos somos más felices y nuestra vida goza de un nuevo esplendor que la ilumina. Enhorabuena.

Bueno, no. Todos no. Por favor, que me saquen de la lista. Yo me alegro, reconozco el esfuerzo realizado y el merito de lo conseguido, pero sigo siendo igual que antes de que el balón comenzase a rodar. De acuerdo, igual igual no, soy un poquito más viejo.

Tras la victoria la euforia se ha desatado, lo entiendo y lo veo normal, que un puñado de jóvenes millonarios de tu país demuestren que son mejores que los jóvenes millonarios de los países aledaños es motivo satisfacción para todos. Lo que no me gusta ni comparto es la forma de manifestar la alegría. Gritos y bocinas por los balcones, ¡qué ordinarios! Multitud de petardos y fuegos artificiales, ¡qué desmesurados!. Cláxones y coros de voces descompasados por las calles, ¡qué panda de imbéciles que atentan contra mi derecho al descanso!

No soporto esa gente que quiere imponer su felicidad y motivos de celebración a los demás. Sobre todo si son por causas tan superficiales y tontas, a mi parecer, como es el futbol. Yo también me alegré, evidentemente, aunque externamente lo manifiesto menos que una estatua de Buda milenaria. Es decir, no se me nota, todo queda en una satisfacción interior que tampoco es muy grande. Comedido que es uno.

Estoy seguro que si en vez de ganar ese último partido se hubiese obtenido una derrota, en vez de celebraciones, se estarían buscando mil escusas y causas del mal fario. Qué la alegría se tornaría en descontento y los vítores en abucheos y reniegos. Este país, España, sólo reconoce a los ganadores, porque sus insulsas gentes creen que algo de la victoria les llega ellos, que comparten algo con los verdaderos campeones.

"Sarampiones", he titulado esta entrada intentando expresar en esa palabra varios conceptos: ser campeones, el contagio del sentimiento de superioridad, lo nocivo que creo que puede ser y, cómo no, una paralelismo de todos esos aficionados vestidos con la camiseta roja con las ronchas que provoca el virus de esta enfermedad y que tanto pican y tan molestas son. Estoy encantadísimo y muy orgullo de la elección del título. ¿Se nota?.

Tenemos una mala filosofía, como personas y como sociedad, se reconocen los triunfos, en lugar de los esfuerzos. Para mí, tiene más mérito quien pierde luchando, intentándolo que quien gana sin despeinarse. Pero por desgracia lo que predomina es la filosofía que lleva a que se admiren a los que dan un "pelotazo" (no importa su legalidad), al truhan que roba, a los pelagatos y mequetrefes que sin más merito que un cierto famoseo salen en la tele, al bicho inepto que se da la buena vida sin trabajar un ápice.

Es responsable de este comportamiento es la necesidad de servidumbre, admiración y culto a quien nos parece "superior", aunque sólo sea por popularidad. Borregos en busca de pastor cualquiera, polillas alrededor de una bombilla parpadeante, moscas sobrevolando una mierda.

Es un error que como sociedad nos aliena, nos retrae y nos hace involucionar hasta cuando vivíamos como manadas y quienes mandaban eran los machos y hembras alfa.

No quiero con estas reflexiones insinuar que lo conseguido por la Selección Masculina de Futbol Española ande falto de brillo. Sin duda, se lo merecen porque han trabajado por ello y es justo que todo trabajo obtenga su recompensas. Cuando antes he decía que son una panda de niños ricos no lo hacía con envidia ni revanchismo, sino para destacar lo lejanos que están en algunos aspecto del resto de los mortales. Estos chicos creo que en cierta forma hace un bien social pues la mayoría de sus componentes están exportando valores muy loables como son el esfuerzo, el trabajo, la salud, la amistad, la conciliación, la comunidad y la modestia. En general, son buena gente.

Desgraciadamente, la plebe, de todos los niveles, pobres o ricos, gordos o flacos, viejos o jóvenes, altos o bajos, etc... sólo se quedan con la retahíla de "somos los mejores" y ciertos revanchismos satisfechos al vencer a otros países a los que no se ama precisamente por variados motivos, como si eso igualará una cuenta a nivel global. Egos infantiles delicados como pompas de jabón, que suben y flotan con facilidad, ajenos a arisca realidad de su entorno y que ante la menor adversidad estallan para precipitarse sobre el sucio suelo y convertirse es espumarajos agonizantes. No es que ande yo muy satisfecho del mundo y la sociedad donde vivo, donde vivimos.

Querría dar otro punto de vista sobre los posibles efectos y consecuencias de la excesiva celebración del logro deportivo conseguido, sobre todo si es en vigilia de un día laborable.

Es evidente que la falta de sueño deja su impronta en las acciones que hemos de realizar al día siguiente. Espesor mental, lentitud de pensamiento y reacción, aumento de la probabilidad de cometer errores, somnolencia, cansancio, etc... No son las mejores condiciones para realizar una tarea profesional. Pondré algunos ejemplos algo críticos a continuación, con el fin de ilustrar lo que intento decir:
§   un médico. No hace falta que penséis en un cirujano, un doctor de medicina general o un pediatra es suficiente. Pudiese ser que no gozase de la habilidad y lucidez requerida y fallase el diagnóstico y/o el tratamiento.
§   un conductor profesional. No es necesario que transporte un vehículo con productos peligrosos,... como por ejemplo niños, cualquier taxista o recadero valdría. Que malo y complicado puede ser conducir cuando andas falto de tus facultades.
§   personal de oficina. Administrativos, contables, etc..., ese pedido qué tiene un cero de más, ese balance de cuentas donde los números flojean, esas facturas que se traspapelan y cosas similares debidas a la falta de concentración
§   obreros de la construcción. Albañiles, capataces. Unos acabados deficientes, una mezcla de cemento mal proporcionada, materiales que se estropean, se han de tirar y reponer por descuidos atípicos, etc ...
§   operarios en cadena de montaje. Errores al desempeñar su tarea, retrasos que afectan a toda la cadena, piezas y artículos que quedan defectuosos, productividad que baja, etc...
§   Informáticos (siéndolo yo no me iba a excluir). Programas que no salen y que tardan en hacerse mucho más de lo previsto razonablemente, errores en el código que producen datos erróneos, olvido de pasos importantes en procesos a realizar, destrucción o modificación no deseada de información trivial o importante, etc...


En general, una importante mella en distintos aspectos de la economía, con efectos inmediatos o demorados al sembrar una semillita que germinará con el tiempo transformándose en un frondoso caos.

Cierto que todo eso es posible a diario, como fruto de excesos durante la noche anterior. Cada jornada existe ese riesgo. Pero cuando afecta conjuntamente a decenas de miles de personas, quizá cientos de miles, su repercusión se ha de notar como lunar en una mejilla, porque hay que contar no sólo a los "juerguistas" sino también, a quienes por el jolgorio de estos, no pudieron disfrutar del descanso nocturno.

Variando un poco el tema, un efecto secundario que se prevé resultante de la victoria española es un "baby boom" para dentro de unos nueve meses. Ya pasó con el logro del último mundial, un 45% fue el incremento de la natalidad tras los nueve meses de rigor. No deja de sorprenderme que el futbol incentive el sexo, las victorias en el futbol quiero decir. Hay niños que vienen del amor, de la pasión, a veces de un descuido. Estos, ahora pequeños cigotos, serán fruto de los goles de Silva, Torres, Alba y Mata.

También la "rojita", una de las "rojitas", concretamente la Selección Española Masculina de Futbol sub-19, ha conseguido un importante triunfo hace escasas semanas. El europeo ... o puede que el mundial, no lo recuerdo. Quizá porque sólo fue una noticia de segunda avivada un poco más por el reciente triunfo de sus mayores. ¿Dónde han estado las celebraciones?  ¿Dónde las efusivas manifestaciones para demostrar la alegría? ¿Vale menos su logro? ¿Vale menos su esfuerzo y sudor?  Y eso que estos chicos seguro que no cobran las megaprimas que se embolsarán los componentes de las Selección Absoluta.

Quiero ahondar un poco más en este tema. Hay otro futbol que es más ignorado que el de los jóvenes. Afirmaría que incluso infravalorado y repudiado. El futbol femenino. ¿Quién conoce a alguna integrante del equipo español de futbol femenino? ¿Alguien sabe de sus logros o derrotas? La diferencia de trato debida al género es descomunal. Estas chicas corren, luchan, juegan con tanta entrega o más que los hombres y seguramente con mayor ilusión. Pero el nacieron con el género "erróneo". A iguales virtudes, ningún merito reconocido.
Lo más triste es que ocurre a nivel mundial. Incluso las propias mujeres las ignoran y desmerecen la dedicación de estas deportistas. Generalmente, casi la única forma de que adquieran cierta relevancia, es por, además de ejercer la práctica de algún deporte acompañada de ciertos éxitos, posean un físico notoriamente atractivo. En muchas cosas, este mundo, esta sociedad, sigue siendo terriblemente machista y sexista.


Casi acabo ya, un último apunte relacionado con la economía y el mundo del futbol, ese deporte que tantas pasiones levanta y baja, que tantas alegrías y depresiones infunde, según el resultado, a sus seguidores. Los clubs de futbol arrastran una inmensa deuda que en algunos casos amenaza su existencia. Cinco de ellos juegan en la Primera División de la Liga Profesional de Futbol.

Los acreedores son principalmente tres: bancos, otros clubs y la Administración Pública.

A los bancos se les debe el dinero prestado los fichajes millonarios.
A los clubs por el impago de los jugadores adquiridos y no pagados totalmente.
A la Administración Pública se le adeuda por el no pago de la Seguridad Social y el IRPF.

En este caso la Hacienda Pública ha sido mucho más paciente que con otras empresas y ciudadanos, qué ya estarían embargados. Seguramente, si los clubs hubiesen cumplido con el Estado y tuviesen sus pagos al día, como cualquiera que cumple la ley y no defrauda, algunos de los múltiples recortes que en estos días se están sufriendo se podrían haber evitado.

Los bancos, esos que tantos problemas de liquidez tienen y que serán rescatados con nuestro dinero, también han sido tolerantes y no han desahuciado a ningún equipo de futbol.

De forma indirecta, estamos perdiendo calidad de vida por el futbol. El futbol nos sale caro, tanto a quién les guste, cómo a quién no.

España económica y socialmente se hunde, pero ánimo, aun quedan posibles motivos de alegría, las Olimpiadas ya están aquí.

Ufff, qué agustito me he quedado, más que Casillas después de cinco penaltis parados.

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Hello people.

Hi girls!!!

We are the CHAMPIONS !!!

Girls, we must celebrate it!

We will beat the Guinness record of "baby boom".
¿Who wants to join and enjoy?


domingo, mayo 06, 2012

Haz tu propio preservativo




El objetivo del siguiente texto es enseñaros a fabricar una barrera que os proteja de los humores de otras personas con el fin de evitar indeseados contagios e infecciones. También es una forma de disminuir los ascos o repeluses que podáis sentir sobre el resto de población mundial al hacer uso de vuestros orificios excretores (esfínteres para los amigos ) en la intimidad ... o en público (aunque creo que está segunda opción es menos común y habitual).

Uys, perdonad. Quizás el titulo os ha hecho u os hace pensar que vamos a hablar de algo de sexo. No, no, nada de eso. Hoy no toca hablar de sexo y lo que voy a contar no tiene utilidad para él, ... salvo que decidáis ir a masturbaros a un váter público. Como casi siempre el titulo tiene un mucho de trampa. Un poco de sensacionalismo barato para atraer la atención inocentes lectores incautos. Mil perdones a quienes haya defraudado.

El tema de hoy está relacionado con esos momentos en que uno debe de deshacerse de lo peor de sí, es decir, de cuando se ha acudir a un retrete a realizar funciones excretoras.

Lo sé, en la entrada pasada, "El charquito que nos separa", ya hablé de algo similar. Realmente iba a ser el típico texto enorme que tanta pereza da de leer. Pero tuve una idea más sensata que brillante y decidí dividir (¡qué monas, cinco íes en dos palabras!) el contenido en dos partes, una de ellas esta, con fotos, oiga.

Comentaba yo en el escrito anterior sobre la repulsa que te tiene la sociedad y el individuo en particular hacia toda la materia que producimos en los lavabos. Y aunque justificaba que era algo más psicológico y sociológico que lógico en sí, también participo de la común aversión a las mierdas ajenas.

No obstante, hay otras que me dan un mayor repelús de un lavabo, sobre todo si es un sitio público que usa gran variedad de gente de con vidas y costumbres desconocidas. Por ello, cuando he de hacer uso de una taza de váter pública, como la del trabajo, tomo mis precauciones.

Aquí es ahora dónde toma sentido el titulo de la entrada, dónde explico mi artesanal método para preservarme de las "inmundicias" ajenas. Son unas instrucciones o pasos de fácil seguimiento, ilustradas, que podéis practicar en vuestras casas sin más peligro que un gasto desmesurado de papel higiénico o colapsar el bajante de la tubería del váter.

Vamos allá. 

1)  Limpiar el suelo. No es agradable que cuando nos bajemos los pantalones y estos lleguen al suelo tomen contacto con los orines olvidados por otros, sobre todo por el hecho de que manchan y perfuman nuestras vestimentas.

2)  Limpiar bien la tapa interior de la taza, que ni un residuo de gota impropia roce nuestra dermis, y el borde interior superior anterior (...erior, ...erior, ...erior) de la cerámica. El porqué lo explico luego (ufff, qué de Telecinco me ha quedado la última frase).

3)  Ponerle el "poncho" a la taza. Es un proceso que requiere de cierta habilidad y experiencia. En las siguientes fotografías podéis ver sus tres fases.


Fase 1. Se tapan los cuartos traseros de la tapa interior de la taza con papel higiénico. Se coloca formando una "U" haciendo dos dobleces a la tira de papel.

  
Fase 2. Se tapa la parte delantera con más papel. Proceso similar a la fase primera. Hay que tener especial cuidado para que no se desmorone todo, que no caiga al interior y haya que recomenzar la operación. Es conveniente que está tira de papel sea algo más larga que la primera y que en su colocación los extremos reposen sobre los extremos de la otra. Esto aumenta su sujeción y nos hace más estable el invento. Opcionalmente, si se desea un anclaje mayor, una buen truco es posar una gota de saliva sobre el encuentro de los cabos de las tiras de papel.

 
Fase 3. Muy importante. Protector del "badajo". Como todos sabéis los hombres tenemos una prominencia a mitad de la altura del cuerpo, más o menos, llamada pene. Cuando te sientas en una taza de váter esta suele contactar con el interior de la porcelana, no hace falta tener mucho tamaño ni estar excitado para que suceda así. Es un asunto delicado, porque la taza es un ambiente rico en bacterias y el contacto directo con tan delicada y considerada pieza de carne masculina puede conllevar antipáticos riesgos para la salud y molestias en la vida cotidiana. No basta con limpiar el interior del váter, como indicaba en el punto dos, son necesarias medidas extras.

Se recorta una tira de papel de entre tres y cuatro cuadros y se dobla por la mitad, luego con pulso y cuidado se pone sobre la proa de la taza. Ambos extremos, interior y exterior, han de colgar aproximadamente a la misma altura.


Evidentemente, este paso no es necesario para las chicas, salvo que tengan intenciones de autosatisfacerse sexualmente. Esta medida evita que el dorso de la mano accidentalmente pueda rozar la parte de la taza de váter de la que desconfiamos.

4)  Bajarse los pantalones (falda, panties, leggings, etc...) y ropa interior inferior (me surge una duda, ¿los tangas se bajan o se echan a un lado? Se agradecería respuesta,  ...por supuesto, por interés puramente científico y como contribución a la comunidad internacional de investigadores). No es tan trivial como parece. Si no se hace con cuidado se puede rozar el montaje del "poncho" construido sobre la tapa y derrumbarlo. Si se bajan los pantalones u otras prendas con mucho ímpetu, se puede generar una ráfaga de aire que también nos desmorone el invento.

5)  Sentarse sobre nuestro sano y  higiénico protector de tapa de taza de váter. Con cuidado, con mucho cuidado. Cualquier titubeo, cualquier movimiento enérgico o un mal aterrizaje con las posaderas nos puede tumbar nuestra preservativa obra de arte y concluir con el indeseado contacto de nuestros muslos y nalgas contra el frio plástico y su posible fauna bacteriológica.


Estas fases son validas para ambos géneros, hombres y mujeres, que tengan la necesidad de sentarse para realizar sus deposiciones sobre un váter de escasa confianza. Seguramente, el texto parecerá más dirigido a los hombres. Me disculpo por ello. Está basado en mi experiencia y aprendizaje personal, y aunque intente imaginar cómo sería para las chicas, seguro que algo me dejo o no lo tengo en cuenta. La opción de poner cámaras en los váteres femeninos, con intenciones puramente científicas, aunque atractiva en principio, la he descartado por sus dificultades de implementación y evidentemente por respeto a la intimidad ajena, por tanto tendréis que conformaros con mi visión sesgada. No obstante, invito a cualquier chica u hombre que tenga información complementaria que me la haga llegar a través de un comentario con el fin completar esta útil información aquí expuesta para el bien del conjunto de la Humanidad.


Cambio un poco de tema aunque no de ubicación. ¿Os habéis fijado alguna vez en el humor de las personas que os encontráis en el lavabo? Yo un poco y he determinado que hay dos tipos de humores o actitudes cuando uno se encuentra a otra persona en estos lugares.
  • Osco. Callado, reservado, introspectivo, no se habla, como mucho se murmura con desgana. No se mira a los ojos. Comportamiento evasivo.
  •  Alegre. Efusividad algo exagerada. Cordialidad extrema. Tono de voz de celebración. Sensación de que todo es una agradable sorpresa.

Yo pertenezco a la primera categoría, a mí que me dejen hacer mis cosas tranquilamente. Odio cuando dos personas entramos cada uno en un cubículo (¿querrá decir "cubículo" también "cubo para el culo"? ¿?algún filólogo de guardia?) para orinar o defecar y el otro se obstina en mantener una conversación por encima de la mampara. No, gracias. En esos momentos no puede salir nada bueno de mi, ... qué precisamente para eso he ido al retrete, a eliminar parte de lo malo que hay en mí.

Hay también mucho hidrófobo, es decir, gente que sale del váter sin lavarse las manos. Por favor, que tampoco cuesta tanto. Estos suelen ser los que dejan los suelos como más húmedos que Waterworld.

 Yo me lavo los deditos siempre y si además hay agua caliente es un delicia. Para lo que no tengo paciencia es para los aparatos de secarse las manos por chorro de aire, prefiero las toallas de papel... o usar las prendas que cubren mis nalgas para ello. Lo sé, no queda muy fino, pero esos cacharos de aire caliente que les gustar reírse de la gente con el juego de "ahora sale aire , ahora no sale",  para los que hay que hacer un master en ingeniería aeronáutica y otro en cappoeria para saber dónde poner las manos y que el chorro de aire nos la sequen, me ponen negro negrito negro.

Quizá mi mayor manía a los váteres público sea mis desconfianza al jabón de manos. No me gusta, no me fio, no sé que puede haber en esos envases llenos de un gel raros olores. Prefiero el agua, usar solamente agua para la limpieza de mis manos.

Un hecho que suele pasar con más frecuencia de la debida es que el día que no te puedes secar las manos en condiciones, cuando vuelves al lugar donde estabas suele haber alguien a quien te presentan, o un conocido al que hay que saludar, con lo que o le tiendes tu húmeda mano o te apresuras a improvisar una excusa o acción que te exima de contacto con sus carnes.

Julio Iglesias cantaba aquello de "unos que vienen, otros que van" y como no sé como rematar el final de esta entrada y andaba yo hablando de los que te vienen a saludar, pues me voy. Ya, casi no liga, está muy por los pelos, pero ya es hora de finar.

Hasta la próxima.  

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Hello people.

Hi girls.

Today I want to do my contribution to planetary scientific community. Yes, I have created W.C. cup protector. I have done it thinking about women health.
I know, girls, go to W.C. is not always a satisfactory experience for you. With my invention and technique you can be quiet. It allows you can sit over W.C. cup without fear. Yes, you will can to lay your bottom over it and no one infection or bacteria will affected you.

No, no. I don't need you thank me. I am happy to improved your life. But... if you want do it, it's not problem for me.

Kisses, a lot of healthy kisses.

domingo, abril 01, 2012

El charquito que nos separa




Hace algunas entradas en "Solo ante la taza" hablé de un tema poco grato y bastante impopular: los meados. Más concretamente era sobre la complejidad que conlleva para el homo sapiens sapiens macho expulsarla de su cuerpo sin arriesgarse a un detrimento en su consideración social. Es decir, lo "jodio" que es acertar dentro de la taza del váter.

El texto de hoy también versará sobre la "agüita amarilla", a la cual cantaban los Toreros Muertos. Lo que me motiva a retomar el mismo tema es un momento de indecisión y refexión que me acaeció hace poco.

Trabajo en oficinas donde la gente tiene sus estudios y, es de suponer, un mínimo de educación social. El aspecto del entorno de trabajo, salas y pasillos, es moderno, limpio, higiénico. Quiero indicar con esto que no da la sensación de ser unas oficinas cutres, descuidadas, dejadas o sucias. Todo lo contrario, invitan a mantener ese aspecto pulcro, pues cualquier irregularidad en forma de suciedad o basura sería tan llamativa como Belén Esteban  presentando de los premios Nobel.

Hay tres lavabos en las oficinas. Uno para las chicas con tres tazas de váter separadas por mamparas (esto me lo han contado, yo jamás osaría...), otro para los chicos con otras tres tazas de váter organizadas de igual manera (... y aunque no me lo hubiesen contado tampoco era muy complicado de deducir) y uno para minusválidos (que antipática es esta palabra) con una única taza de váter, que cómo lo usa todo el mundo se puede considerar que es mixto.

Sufría yo una de esas necesidades (de evacuación de líquidos) que te obligan a desplazarte a un lavabo para satisfacerla, por lo que me dirigí al mixto, pues su proximidad lo hacía idóneo para aliviar de forma más inmediata el estado de mi vejiga.

Una vez dentro, observé que los alrededores de la taza del váter el suelo estaban ricamente adornados con un charquito y algunas gotas extras de regalo de lo que tenía todo el aspecto de ser orina. Grrr. Houston, we have a problem.

Aportaré información adicional para trasladaros mejor mi visión de la situación. El lavabo en cuestión está formado por dos estancias cuadradas del aproximadamente el mismo tamaño. Una contiene el espejo, jabonera y lavamanos. La otra, la taza de vater, el papel higénico y la papelera. Para acceder a la segunda primero hay que pasar por la primera. Ambas puertas de acceso son correderas.

Bien ya tenéis más o menos visualizado el escenario, para completar el cuadro añadid ahora unas paredes y suelos forrados de gres negro mate y un gran espejo sobre el lavamanos. Modernillo y elegante.


Se planteaba ante mí una difícil disyuntiva. Disyuntiva triple donde cada opción de la elección venía respalda por un pensamiento:
- Salgo y voy al otro lavabo. "Yo no meo aquí con 'peazo' charco y esos goterones por el suelo."
- Meo y me piro. "Bueno, si no lo piso tampoco pasa nada. Yo con hacer diana y no extender la guarrada he cumplido mi cometido que es deshacerme de MI urea."
- Lo limpio y meo. "Joder, si salgo ahora y me ve alguien pensará que he sido yo quien ha dejado la muestra de orina. Venga ánimo, con un poc... con una buena cantidad de papel higiénico se puede limpiar. Es sólo liquido. Un poquito de cuidado y mucho de mentalización y todo resuelto. Además habré hecho una buen obra social. ¡Soy mejor que el guarreras que ha dejado marcado el territorio!"

Había una cuarta opción que era limpiar y salir, pero esa carece de toda lógica y hubiese sido sumamente estúpida. Yo había ido a echar una meadita, no a optar al premio samaritano del año.

Elegí la opción más laboriosa, la de limpiar los restos ajenos con un poco de asco y mucha paciencia para luego depositar los míos dentro de la taza con la precisión de un cirujano (de los buenos).

Esta experiencia la he vuelto a vivir varias veces, todas con la misma solución. Al final,  asumes la idea de que aunque dé rabia tener que limpiar lo que otro ensucia, no es tarea tan ardua cuando te despojas de los ascos hacia las excrecencias ajenas. No es que vaya a formar un club de fans de ellas, pero tampoco es para tanto.

Una reflexión al respecto. Toda la mala fama y detrimento que tienen nuestros residuos están más basados en un repudio social aprendido más que en un peligro o daño patente. Pongo un ejemplo, si te manchas con Coca-Cola o salsa romesco, para que sean un ejemplo líquido y otro más consistente, es tan perjudicial (para nuestras ropas) como si la impregnación se hubiese realizado con nuestras sustancias expelidas (pis y caca). Cierto que los olores del ejemplo son más agradables, podríamos pensar entonces en gasolina y sebo (el de las persianas correderas), en este caso la contundencia del daño causado es mayor que si fuese con nuestros pocos populares protagonistas.

Otro pensamiento adicional. Dentro de los pipis y las cacas hay categorías. No todos son iguales. Nuestros propios residuos, y con nuestros me quiero referir a los que salen de cada uno, tienen una impunidad que no le daríamos nunca a los ajenos. Pese a contener, en un porcentaje altísimo, la misma composición, los nuestros son siempre mejores, bueno, menos malos, y los ajenos los elementos más asquerosos del Universo universal. Es tan curioso esto que si hacemos un lista por orden de menor a mayor desagrado de deshechos corporales e incluimos en ella al reino animal esta sería:
- excreciones propias
- excreciones de familiares y/o pareja (queridos)
- excreciones de animales de cualquier tipo
- excreciones del resto de seres humanos
- excreciones de familiares y/o pareja (odiados)

Supongo que muchos no estaréis de acuerdo con esta lista, es natural y lo admito, cada uno tiene su propio sentir respecto a las materias fecales, pero yo creo que no anda muy desacertada en general.

Acabo ya con este tema de mierda ... y orina, con una última meditación. Hace unas semanas salieron en la prensa las fotografías de unos soldados americanos miccionando sobre unos cadáveres de combatientes afganos. Al mundo entero sorprendió e indignó semejante acción. Prepotencia y humillación sobre unas personas fallecidas, muertas, matadas, asesinadas... Personalmente, me pareció más grave el hecho de que no tuviesen vida a que fuesen regadas con meados de yanquis, por muy asquerosos que estos puedan parecerme. Vale, qué es algo habitual en una guerra, lo de matar (sí, en las guerras también se orina, pero la costumbre suele ser no salpicar a nada ni nadie), que las muertes son comunes e inherentes a los diversos enfrentamientos, pero que el hábito o lo habitual, no nos haga perder la magnitud de la importancia y tragedia que conlleva cada vida se extingue. Detesto las guerras, la violencia y el caos destructivo que le acompaña. También los monstruos que crea, seres que se creen dioses con impunidad para cometer cualquier atrocidad sobre los demás. Orinar, humillar (vuelvo a recalcar la repulsa y especial significación que se les dan a muestras excrecencias) a las personas está mal, es reprobable, pero matar a mi juicio es peor y más drástico.

Dicho esto, os dejo un deseo y una petición.

Qué la suerte os acompañe y no sufráis la estela que dejan aquellos que andan mermados de puntería a la hora de verter sus orines en un váter y que además carecen de la educación, respeto, responsabilidad y sociabilidad  para limpiar su el estropicio producido.

Qué si por algunas circunstancias de la vida se os escapan unas gotitas, o unos océanos, fuera de donde deberían haber quedado contenidos, limpiadlo, por favor, hay mejores formas de desafiar a la Historia intentado dejar una huella que os recuerde.

Hasta la próxima entrada... cuando quiera que sea.

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Hello people.

Hi girls !!!

Boys, I am angry. You must be more careful.

You have to improve your accuracy. Do you remember Robin Hood? Do you remember William O'tell? They always got his target. You must do the same. When you go to W.C., you have put all your pee into the cup of vater. Out not! Inside. No more wet floors full of  unine drops. Do you know? Do you understand me? Entendiste, amigo?

Girls. Don't worry. Everything is solved. Now the boys will be true gentlemen and they will not splash the W.C. You will sit quit. All is right.

I am happy to help you.

Wet kisses.

Oh, no ,no. Wait, wet kisses, but not wet kisses of pee, no, this never.
Kisses, only kiss...

...uhmmm, regards.