domingo, abril 27, 2008

Yeux blues (y II)



No. Esta vez no estaba allí. Primer vagón, primera puerta, viernes, misma hora, todo igual... sólo que esta vez ella no estaba.

El interior del tren parecía vació, a pesar de ir embutido de gente, sin sus ojos azules.

Una semana distaba desde nuestro primer y último encuentro, desde nuestro único y casual encuentro.

Yo era consciente que posibilidad de volver a verla era remota, pero la confirmación de su ausencia me ha dejado melancólico. Intento recordar su cara y tan sólo obtengo rasgos borrosos.

Mis imaginaciones han dejado de navegar por el mar de sus ojos y se han visto obligadas a tomar tierra de forma abrupta y prematura. Confieso que había soñado despierto con esos azules ojos en los que me zambullía mientras nuestros cuerpos emulaban el incesante mecer de las olas en un océano humores compartidos y abrazos hambrientos.

Ahora, vuelvo al estéril desierto de mí día a día. No obstante, no decapito todas mis esperanzas sino que sigo buscando otros mares con los que regarlas sin importarme el cual sea el color de sus aguas.

Quizá pronto. Quizá al algún día. Quizá sea tu mar con el que me miras.


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Back luck. She wasn’t in the wagon this time. This remember me the supernovas. They only can bright with infinite luminosity one time in its life. This girl lived the better moment of her life when she met me the past Friday. She is happy now forever. She don't need any more.

She flies away. But I am absolutely sure that I will find another women who will do happy too.


viernes, abril 18, 2008

Yeux bleus


He llegado a casa hace nada o menos, y aun estando sin comer todavía, he de escribir este texto. Pasará por delante de otros que llevo tiempo dándoles vuelta en la cabeza sin acabar de volcarlos al PC. He de hacerlo antes de que las sensaciones se difuminen y el olvido erosione los detalles.

He vuelto a casa en tren, como casi cada día. Lo he cogido en Sants Estació y su destino erá La Tour de Carol.

He tenido la suerte de encontrar asiento al lado de una puerta. Estos trenes de los viernes suelen ir cargados de estudiantes que pasan la semana en Barcelona y los fines vuelven a sus casas familiares.

Como suelo hacer, últimamente, cuando viajo en tren he sacado el guión de la obra que estamos preparando y me he puesto a repasar el primer acto. Esta tarde hay ensayo.

Mi forma de estudio consiste en ver las últimas palabras de la entrada anterior de otro personaje y repetir en voz alta (sin que se oiga demasiado) mi texto varias veces, buscando la forma de decirlo y la entonación que me parezcan más adecuadas para la representación. Cualquiera que me observe un poco debe pensar que estoy chalado. Un tipo que mira un papel, levanta la cabeza y repite varias veces unas frases (a veces con los ojos cerrados) como si fuese un mantra. Lo cierto es que este proceso me ensimisma mucho y aísla de lo que ocurre en el vagón. El tren se para en las estaciones sin haberme dado cuenta de que ha ocurrido entremedio o el tiempo transcurrido.

En la siguiente estación, Plaça Catalunya, ha subido mucha gente y todos los asientos han quedado cubiertos. Una chica ha quedado en medio de la zona entre puertas donde yo iba sentado. Llevaba con un petate al hombro y un abrigo tipo cazador algo grande para su estatura. No he podido evitar fijarme en ella.

Tras buscar con la mirada asientos y cambiar varias veces de postura, ha puesto el petate entre el escaso espacio de la puerta y mi asiento y se ha sentado sobre él. Yo caballerosamente he cedido algo de hueco de mi sitio, para que estuviese más cómoda y se sintiese menos encajonada, y ella ha apoyado allí su codo junto a mi “muhztlito”.

Su pelo era negro, muy oscuro, recogido en una coleta. Sus ojos bañados en un azul intenso y profundo. La piel la tenía muy clara y en su cara los pómulos eran marcados. Juraría que su edad no se ha atrevido a rebasar los 30. Era una Audrey Hepburn de ojos azules.

Aunque roto por unos instantes el encantamiento de la lectura del guión, he vuelto a retomarlo con ella de espectadora en la primera fila.

De pronto noto por encima de los ruidos del tren, que medio tapan mis palabras, una voz fina, discreta y suave, apenas audible, que me pregunta algo. La miro… ¡qué ojos! Sus labios son bonitos y graciosos. Al hablar forman leves triángulos como si no quisiesen dejar escapar sus palabras. Realmente, es preciosa, no lo digo por su aspecto, que ciertamente es atrayente, sino por lo que uno puede presuponer, al mirarla, de su interior. Se la ve tan tierna y delicadamente sensual. Me ha conquistado.

Al comienzo no he entendido nada de lo que decía. He tendido que acercar mi oído a ella. Era francesa y su tono de voz tremendamente seductor.

- ¿Es difícil estudiar en el tren con tanto ruido? - era su pregunta.
- Es difícil memorizar el texto, es mucho - respondo.
- ¿Es teatro? – se interesa, yo respiro aliviado… ¡no me ha tomado por un loco que habla sólo!
- Si, es el guión de una obra. Me estoy aprendiendo el primer acto.
- ¿Estás en un grupo?
- Si hemos empezado hace poco con esta obra. Es un grupo amateur.

[Espacio de plublicidad: no olvide vistar la web de ATROTE (
http://atrote.coolpage.biz/) el grupo de teatro amateur del que formo parte. ]

Ella asiente. Yo vuelvo a mis líneas, poco concentrado y pudoroso de seguir repitiendo mis frases. Me apetecería hablar más con ella pero me puede la timidez y el hecho de que sea francesa me ha dejado algo más cortado.

Seguramente, si hubiese no estado tan agotado hoy, le hubiera cedido el asiento, pero entre la falta sueño acumulada y los estragos de haber ido ayer al gimnasio tras dos meses de ausencia, no podía con mi cuerpo ni casi con mi consciencia.

Mi parada está proxima y guardo el guión. ¿Se bajará en la misma? ¿Seguirá en el tren? Dejo que advierta que yo sí desembarco.

No, no se baja. Apuro hasta el último instante, mientras la gente baja, para levantarme del asiento y asegurarme que nadie se lo quita. Se sube a él mientras la miro por última vez. ¡Que ojos! Ella pronuncia un delicado “Adiós”. Yo me giro hacía la salida y ya sin mirarla le saludo con la mano.

Tras el primer paso en tierra, ya la echo de menos y lamento por mi inoperancia. Que tonto y torpe soy con las mujeres. Lo peor de todo es que yo mismo me he cerrado las puertas. Me cautivaba muchísimo… y, seguramente, no la volveré a ver nunca.

…aunque quizás el próximo viernes.


Intentaré coger el mismo tren, primer vagón, primera puerta.

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Today when I came back to my house in train I known a pretty women. I am sure that she has fall in love when she looked me. I was studied my theater script and she asked my some trivial question... everybody can deduce that she only wanted sex with me, but the train arrive to my station and I have had to down. Well, tonigth she will dream with me...

Pretty blue eyes girl, if you are reading me don't cray, don't worry perhaps another day we will travel in the same train again.