jueves, noviembre 24, 2011

Un nuevo Dia


No se confunda nadie, no voy a hablar del cambio de gobierno en el Estado español. Lo mío es más trivial y, si cabe, más ameno.

Hago una breve introducción, lo prometo será reducida (quiero ir mentalizándome con los recortes que vendrán y para ponerme en sintonía experimentaré con mis escritos).

Hace unos seis meses me cambié de domicilio, ello implicaba cambiar de población. Me fui a la de al lado, más pequeña, pero muy completita en cuanto a servicios. No tengo pudor en decir que es Parets del Vallès el núcleo urbano donde ahora resido, de hecho lo pone en mi perfil de blogger. La zona donde está ubicado mi piso está muy bien por su reportorio de diferentes establecimientos comerciales, por su cercanía a las salidas a carreteras importantes y por hallarse  próximo el transporte púbico. Ojo que tiene uno… o sea yo.

Una de las pocas cosas que eché en falta fue un supermercado de las grandes marcas, mejor dicho, grandes cadenas. Hay planes para que para finales de Diciembre abran un Mercadona, un McDonalds (esté para mí como si no existiese) y unos cines a cinco minutos a pie de mi hogar. ¡Bien!

Dispongo un supermercado a doscientos metros perteneciente a una cooperativa, bueno esa palabra aparece en su nombre “Cooperativa paretense”, pero es caro, bastante caro.

Uno de los productos más caros en Parets de consumo diario es el pan. Desde el principio de mi residencia allí tuve la sensación de que había un acuerdo entre ese supermercado y otras tres panaderías cercanas para mantener el precio de pan elevado, de 90 a 95 céntimos de euros la barra de cuarto (que curiosamente pesa 200 gramos). De este articulo, ingiero una unidad al día. El precio normal en otros sitios fuera de la población, en hipermercados de centros comerciales o supermercados de grandes cadenas suele ser entre 40 y 60 céntimos. Mucho más económico. Me pareció una situación abusiva y me daba un poco de rabia.

La última semana mi sospechada confabulación panadera vio alterada. Han abierto un MarketDia% al ladito de mi casa.  Sí, un Dia% un de supermercado donde el cutrerio está estudiado y planificado, pero en eso me explayaré más adelante.
El efecto en las panaderías colindantes ha sido inmediato. La más próxima de ellas, a primeros de semana lucía un gran cartel amarrillo que rezaba “Oferta. Barra de de pan 0,65 €”. Es un comienzo, creo que las otras no tardarán en aplicar una rebaja de precios.

Reconozco sin excesiva vergüenza que suelo comprar en esta cadena de supermercados. Cuando vivía en Mollet del Vallès, a 5 kilometros de mi actual residencia, lo hacía, y ahora cuando he de hacer la compra gorda, la mensual (que es cada 45 días), cojo el coche y vuelvo a Mollet para hacer acopio de sumistros en un Dia% enorme que hay.     

Hasta hace poco Dia% era la tercera marca de Carrefour, ahora están separados. Tercerá marca quiere decir que están pensados unos clientes con bajo poder adquisitivo. Muchos productos de Dia% y Carrefour son los mismos con diferente embalaje, lo juro por Mariah Carey. No voy a decir que todo lo que haya de marce Dia% sean excelentes productos. No, hay autenticas bazofias. Como en todo, hay que saber que escoger. Así que si que compro ciertos productos de la propia marca blanca con regularidad, pero otros los elijo de otras marcas que me convencen más.

Me considero un comprador humilde, no necesito un lugar con glamour para realizar mis compras, ni me gusta pagar un mayor precio por los artículos de algunas marcas sólo por que tengan nombre más popular.

No me disgusta que la clientela de de estos supermercados sean mayoritariamente inmigrantes, jubilados y gente de escaso poder económico. Hay excepciones, una vez vi una mujer con pelo enlacado y abrigo de piel hacer la compra y marchase en su gran Mercedes negro. En otra ocasión, esta me inquietó un poco, encontré allí comprando al constructor del penúltimo piso que vi antes de decidirme por el que ahora habito, muy sobrado de solvencia no debía ir el hombre.

Los Dia% son unos supermercados cutres, tienen un aura de deprimente. Suelen estar algo sucios, el justo toquecito de mierda. Los embalajes y jaulas de productos suelen estar abandonados en medio de los pasillos. Tienen un aspecto de caos, improvisación y dejadez que no es nada casual. Los uniformes de las cajeras y cajeros se han diseñado con especial mal gusto para contribuir a la sensación que quieren dar de vulgar, de pobre, … de barato. Todo está estudiado.

Yo como buen y asiduo cliente tengo mi tarjeta de la cadena para obtener los descuentos que mensualmente entregan en forma de cupones reutilizable. No suelen estar mal.
No se le ocurra a nadie sacar la tarjeta del Dia% para intentar ligar en una discoteca,… ni en ningún otro lugar del Universo. No es muy útil, ni siquiera los cupones de descuento sirven para eso. Ayudan tanto como el bromuro a tener unas relaciones sexuales placenteras. En general, todo lo preveniente de esta cadena de supermercados colabora eficazmente a hundir la libido y mantener la castidad.

El día 18, día de la gran inauguración no puede asistir. Poseía una gran curiosidad por ver cómo era el nuevo Dia%, pero asuntos personales me lo impidieron. Fue el día siguiente,el Sábado 19, cuando tuve la oportunidad de explorar este nuevo territorio mercantil.

Estaba abarrotado. Ya hubiesen querido Rajoy o Rubalcaba tener tanto público entregado en cualquiera de sus mítines de la pasada campaña electoral. Costaba mucho andar por los pasillos. La decoración de palés por medio con productos pendientes de colocar no beneficiaba en nada el tránsito de la gente.

El sitio no está mal, tiene de todo aunque en pequeña medida. Algún producto que suelo comprar lo eché en falta. Eso sí, importante, tenían horno y por lo tanto pastas y pan.

Una vez recolectados los productos que necesitaba, busqué la cola para pagar y al encontrarla me sentí como Charton Heston al final de “El planeta de los simios” cuando descubre una derruida Estatua de la Libertad sobre en una playa (uys, espero que todos hayáis visto la película ya, si no, ehm… esto… bueno, tampoco es algo tan importante, bah, un detalle insignificante…. Joer, la he “cagao”). Vamos, que estuve a punto de gritar un sonoro “¡¡¡¡¡Noooooooooooooooo!!!!!”.

Unas veinticinco personas formaban una desordenada hilera acompañados por carros o cestos, demasiados repletos en mi opinión. Esta fila estaba paralela a una larga estantería que dividía un pasillo en dos. Al otro lado, un paisaje y fauna similar. Dos colas, dos cajas. “¡¡¡¡¡Noooooooooooooooooooooo!!!!!”.

Me puse al final de la cola, hacerlo en medio hubiese sido más peligroso que cantar canciones de Raphael en una compra de entrada para ver a Justin Bieber, y me dispuse a esperar que llegase mi turno. El pasillo por donde discurría era estrecho y, como es común, tenía estanterías dispuestas a izquierda y derecha. Es fácil que la gente que aun estaba haciendo su compra rozase a los de la cola con su carro, cesto o cuerpo.  A veces teníamos que apartarnos para dejar observar a los compradores los precios que había en los exponedores más próximos o que pudiesen coger los productos que deseaban adquirir.  

Hubo momentos emotivos. Vecinos del pueblo que hacía mucho tiempo que no se veían coincidieron en establecimiento y entablaban animadas charlas. Gentes que ayudaban a otras a localizar el producto ansiado que no encontraban por ningún lado. Sonrisas de complicidad en la cola entre los que pacientemente esperábamos los avances de la fila hacia la caja. Pesé el posible agobio que podía producir la situación, por las estrecheces y nuestra prisa adquirida y asimilada por ser animales sociales, el ambiente era relajado en general. Había quienes, menos armados de paciencia y civismo, al ver la caravana de carros, cestas y personas dejaban abandonado allí en medio su carrito lleno de compra y se iban para su casa o donde les saliese de las gónadas. A estos, una buena amiga, les gritaría “¡¡¡ Cabrones!!!”, aunque seguramente lo haría para sus adentros y sólo les mostrase un intenso ceño fruncido.

Otra gente avispada colocaba su cesto en la cola y aprovechaba para emular a las abejas yendo de estantería en estantería para recolectar los artículos de consumo que necesitaba y posteriormente depositarlos en su solitaria cesta ante los rostros disconformes de los inmediatos vecinos de cola.

Finalmente fueron cuarenta minutos. Cuarenta desde me incorpore a esa cadena humana hasta que puede pagar por mis compras.

Mi curiosidad quedó ampliamente satisfecha y sin más que añadir, aquí  acaba mi experiencia en ese nuevo Dia.

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Hello people.

Hi girls!!!

Last Saturday I was taking part in a massive event. A lot o people together in the same place with a same purpose. I was the inauguration of a new local of a prestigious brand of many high quality products.

Hundreds persons ware there. It was so emotional!!!


Girl, if you want to live a great experience, come with and we will go to shopping  at the MarketDia. You will feel special, different. Everybody shine there.


One thing you can not get there: sex. Sorry, there I am like a weeping willow. 


Cheers!